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CHILE | CLAUDIO ORREGO: EDUCACION PUBLICA, NO LOS PUEDEN DERROTAR

Editor Noticiero DC |

Hace mucho tiempo que en Chile no se hablaba tanto de Educación y Política. Más allá de las creativas movilizaciones estudiantiles, de los ásperos debates en los sectores políticos, la conflictividad social aparejada, lo cierto es que esta generación estudiantes ha remecido al país en lo profundo.
El gobierno se equivocó al intentar minimizar, satanizar, ideologizar y monetarizar este movimiento. Los jóvenes no están luchando por becas más o tasas de interés menos. La ciudadanía que los apoya tampoco. Por eso la solución no llegará agregándole ceros al cheque de Hacienda o sólo neutralizando a los “violentistas”. Se trata de una lucha profunda y positivamente ideológica. No quieren una sociedad en que todo se mida y valore por su rentabilidad o lucro, en que sólo algunos tengan garantizados sus estudios mientras la mayoría debe endeudarse por décadas para conseguirlo. Nos gritan que quieren cambio de las reglas del paradigma educacional, y de pasadita, que no confían en que el sistema político sea capaz de producirlos.

Este es un momento crítico para la historia de nuestro país. La pregunta es si sabremos aprovecharlo para producir cambios permanentes que mejoren nuestro desregulado, desigual y mediocre sistema educacional, al igual que nuestro limitado y poco representativo sistema político. Los que apuestan al desgaste y derrota del movimiento estudiantil, son los mismos que a lo largo de la historia han defendido el statu quo y la mantención de privilegios. El resto, no queremos que este movimiento haya sido en vano. Queremos cambios profundos para un país más justo.
Nunca he sido autoflajelante; tuvimos avances en educación. De hecho, estudios internacionales han mostrado significativas mejoras en calidad, pero con la misma claridad debemos reconocer que no logramos cambiar la lógica de mercado impuesta durante el régimen militar y que se ha traducido en desregulación y vicios en el sistema educación superior, en desigualdad y segregación en el sistema secundario y en una insuficiente cobertura pre-escolar.
Los estudiantes han puesto el tema en la agenda y han presionado para una respuesta de fondo. Me parece injusto que además les pidamos la solución, aunque sí tienen una responsabilidad: Para mantener su apoyo masivo y transversal deben insistir en protestas pacíficas y creativas, minimizando manifestaciones que puedan ser infiltradas. También es importante que se terminen las tomas, especialmente las impuestas por grupos pequeños, no sólo porque pueden hacer perder el año escolar a miles de jóvenes, sino porque en muchos casos también significa dejar a niños sin alimentación. La lucha por una mejor educación no puede hacerse a costa de perjudicar a los más pobres.
Creo que es posible dialogar sin abandonar la presión social no-violenta. Los secundarios así lo han entendido. La CONFECH ha optado por un camino distinto y riesgoso que es seguir movilizados sin diálogo. ¿Por qué? En parte porque hay grupos extremos que están apostando al todo o nada, pero también porque muchos no creen que el actual sistema binominal pueda producir cambios efectivos. Este sistema electoral genera un empate ficticio en el Congreso con quórum altísimos para generar cualquier cambio.
Aquí estriba nuestra responsabilidad: no podemos abdicar nuestro rol de buscar cambios ambiciosos y posibles. Aquí es obvio que se requiere calle y escucha, pero también propuestas y generación de acuerdos. Así como manifestar el descontento es un derecho, el dialogar y buscar acuerdos es un deber. Que los estudiantes universitarios legítimamente decidan no sentarse en una mesa, no exime a nadie de la responsabilidad de avanzar lo más posible.
Pocas veces un país tiene la ocasión de traducir un descontento tan generalizado en reformas profundas de largo plazo. Depende de nosotros no desaprovechar esta oportunidad. Es el tiempo de la buena, generosa y sana política. Si esta no llega a tiempo, me temo que si llegará el populismo, el caudillismo y el desorden social descontrolado.