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OPINION | LA HUMANIDAD, EL MUNDO Y LA ENTROPIA, POR MILTON HENRIQUEZ

Noticiero Demócrata Cristiano |

“Amo a la humanidad. Es la gente la que no soporto.”

Charles Schulz (Peanuts).

En el siglo 1 de la e.c. vivieron dos rabinos en Judá que eran igualmente respetados: el rabino Shamai y el rabino Hilel. El primero era muy serio y estricto y el segundo era muy humano y cálido. Cuenta la tradición que un gentil de la Galilea se acercó al rabino Shamai y le dijo: “¿Puedes resumirme tu religión parado en un solo pie?” Shamai se sintió insultado por semejante proposición y lo mandó lejos. El mismo hombre fue luego donde el rabino Hilel y le hizo la misma pregunta. Hilel, sonrió, levantó una pierna y le dijo: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a tí. El resto es solo comentario. Ve y estudia."

En todas las tradiciones religiosas hay frases como esa que son el súmmum de las enseñanzas humanistas de la religión. “Ama a tu prójimo como a tí mismo.” ”Ninguno de ustedes cree verdaderamente, hasta que quieran para otros lo que desean para ustedes mismos.” “La benevolencia máxima consiste en no hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.” “Uno debe tratar a todas las criaturas en el mundo como a uno le gustaría ser tratado.” Así dicen el judaísmo, el cristianismo, el islamismo, el confucianismo, el jainismo y prácticamente todas las grandes religiones. Es interesante que la palabra religión -del latín religio– significa “lo que liga fuertemente”. La religión es pues un sistema para vincular intensamente a la persona con su prójimo. La relación con Dios se establece mediante la fe.

Para los seguidores de las religiones abrahámicas, será interesante conocer que, los Diez Mandamientos empiezan -en su original en hebreo- con la palabra “Yo” (“Yo soy Dios, tu Dios el que te sacó de Egipto…”) y terminan con la palabra “Prójimo” (“No codiciarás los siervos, los animales ni cualquier otra cosa de tu prójimo.”) o sea que el propósito de la religión es llevarnos del yo al prójimo. Su meta es hacernos comprender la unicidad de la humanidad.

Una de las grandes conquistas de la Democracia Liberal ha sido la Libertad de culto; mejor definida como: Libertad de conciencia -ya que esta acepción incluye a los no creyentes y también a los creyentes que no siguen una religión particular- esta libertad pone en pie de igualdad a todas las religiones (con alguna limitación a los mores o costumbres morales de la sociedad en la que se vive) y ayuda a comprender que, la igualdad, debe ser entendida no como uniformidad, sino como el “igual derecho a ser diferentes”. Pero ese derecho a la diferencia no nos da derecho a la indiferencia.

“¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”

Caín

Si hay una enseñanza universal de la pandemia que vivimos, es esta: “Somos guardianes de nuestros hermanos”, si no amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, tampoco nos amamos a nosotros mismos. Somos corresponsables de la salud da cada persona, porque su salud es mi salud. Comprendemos también el daño que le hemos hecho a nuestro planeta con conductas tóxicas, porque ahora vemos cómo nos hemos intoxicado. No podemos pues, continuar como sociedades cainitas que causan la muerte y luego se comportan con indiferencia ante la suerte de los demás y del mundo.

Para quien no ha comprendiendo que su deber es ir del yo al prójimo por amor, la pandemia le hará entender que su prójimo irá donde él o ella por contagio.

Salvo algunas escuelas filosóficas existencialistas o nihilistas, todos -creyentes y científicos- comprendemos la Creación, el Universo, a Gaia, el Ecosistema -y otras denominaciones para el mundo que habitamos- como un sistema integral del cual formamos parte y que se conduce bajo una serie de leyes o normas (aunque una de ellas sea la de la entropía o búsqueda del equilibrio en una tendencia al caos). En esta creación de la fe o en este universo de la ciencia, hemos visto al ser humano como el principal responsable de su conservación; pero, cada vez comprendemos mejor que, la debe ayudar a conservar no porque la pueda destruir, sino porque -de no hacerlo- puede ser destruido por ésta.

Hace unos días, Angela Merkel, Canciller de Alemania y Científica en Jefe del mundo occidental, llamó a una “reconstrucción verde tras la crisis del Coronavirus”, esto implica la conjunción de la economía con la ecología y señala su comprensión de que no solo somos guardianes de nuestros hermanos, sino que lo somos también de la creación. Todos debemos hacernos eco de este llamado y entrar juntos en una era colaborativa en donde economía y ecología se comprendan como un ecosistema.

“No aprendieron nada; ni olvidaron nada”

Talleyrand (Sobre los nobles de la restauración francesa).

A diferencia de una devastación bélica, en donde las infraestructuras son destruidas y luego hay que remover escombros para construir lo nuevo, esta pandemia ha dejado los activos físicos casi indemnes. Esto puede hacer más difícil una reconstrucción verde ya que los instrumentos del viejo (des)orden están intactos y la tentación egoísta y cainita será la de volver al Ancien régime.

Es un hecho que los eventos que hemos vivido en estos meses solo suceden cada tantas generaciones, y también lo es, que acostumbran a producir -en no mucho tiempo- cambios profundos en las sociedades; pero no todos son necesariamente benignos. Así como después de la Peste negra vino el Renacimiento; después de la -mal llamada- Gripe española tomaron fuerza las dictaduras fascistas y comunistas.

Por amor al prójimo -los que hayan comprendido- o por egoísmo -los que no- tenemos el deber de aprender la lección que nos ha traído la pandemia y prepararnos para reconstruir nuestras vidas. Pero no como los nobles a los que se refirió Talleyrand, ni con la negación de Caín o la hipocresía que denunció Schulz, sino con la claridad con la que ahora se ven las aguas y los cielos, de que el mundo que surja debe ser más humano, más solidario, más justo y más equilibrado. ¿No fue ese el plan desde el principio?

Milton Cohen-Henríquez Sasso


* Consejero, Consultor, Coach, Comunicador Hijo, Hermano, Esposo, Padre, Abuelo Ex Embajador, Ex Ministro, Ex Presidente del Partido Popular de Panamá, Ex Legislador y Vicepresidente de la Internacional Demócrata Cristiana