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PERU | LOURDES FLORES: "EN EL PPC Y EL APRA TENEMOS UNA VISION EN COMUN A LARGO PLAZO"

Editor Noticiero DC |

La zona de confort de Lourdes Flores Nano es una pequeña oficina en San Isidro. Desde ahí se anima a analizar los conflictos internos de su agrupación y a deslizar coincidencias con el aprismo. La dos veces candidata a la presidencia de la República duda de la transparencia de las obras emblemáticas del gobierno de Ollanta Humala.
Por José Carlos Díaz Zanelli

Usted ha dicho que en el 2016 no, pero difícilmente en política el primer "no" sea el definitivo. ¿Cuándo la volvemos a ver como candidata?
(Risas). Dicho así, que en el 2016 no, no he cerrado el futuro. Pero yo veo con mucho futuro al PPC y por tanto quiero dejar esta idea bien clara: creo que el PPC es en el Perú el partido con la mejor generación de recambio. Mire la edad de nuestros parlamentarios Eguren, Marisol Pérez Tello, Beingolea y Galarreta. Mire la edad de los regidores Valenzuela, De Pomar, Guillén, César Madrid. Mire la edad de nuestros alcaldes: Santos, Jéssica Vargas, Álvarez de Carabayllo. Yo quiero resumir esta idea, para mí sería un honor el entusiasmo de cualquiera de ellos.

Entonces, ¿alguno de ellos debe ser el candidato del PPC a la presidencia en 2016?
Es perfectamente posible, o podrían hacerlo también en el 2021. Creo que el partido tiene un enorme futuro y en ese futuro me siento muy cómoda. Podría incluso secundar cualquier liderazgo. Esta idea la compartimos con Javier Bedoya, con quien tenemos muy claro el sentido del tránsito que hemos representado. Y creo que estaríamos orgullosos de liderar o ser el soporte. La candidatura la pongo como una posibilidad a futuro.
Pese al flirteo que tuvieron con Alan García, ¿podemos presumir que está descartada una alianza con el APRA?
La candidatura propia es algo que mucha gente plantea. Hay la posibilidad de que podríamos buscar a alguien que nos represente. Y hay la posibilidad de alianzas que no descarto. Una natural, si quisiera renovar un proyecto, es la que tuvimos con PPK. Cuando planteé el tema del APRA fue simplemente un aspecto especulativo. 
¿Es decir que sigue existiendo la posibilidad?
El Gobierno del 2016 al 2021 tiene el deber de reinstitucionalizar la política peruana. Y uno de los mensajes es que la única forma será con partidos políticos. En ese sentido en el PPC y el APRA tenemos una visión común de un proyecto a largo alcance y responsabilidades comunes. No me negaría a pensar en un proyecto compartido, pero no se ha conversado nada. Usted lo llama flirteo, yo diría que es casi una sonrisa en medio de una especulación.
Mencionó que con el APRA hay algunos puntos en común. Hace poco en un mitin Alan García habló sobre la necesidad de un “shock social” y lo definió como “la suma de miles de obras”. ¿Comparte esta visión del “obrismo” como política?
Es necesaria como respuesta a una población que quiere ver cosas concretas y no especulación. Veo a un país que tiene un proceso que está a media caña. No tenemos autoridades de nivel, la calidad del Parlamento ha disminuido, la Policía genera desconfianza. Es decir, tenemos un aparato estatal mal concebido. Ese es un capítulo central para los próximos cinco años. Luego lo social, que más que el “obrismo” como usted lo ha planteado, tiene que ver con la calidad educativa y los servicios de salud.
¿La idea va más hacia las políticas públicas?
Sin duda alguna. Si usted me pregunta, las obras son importantes. Creo que hay que hacerlas y hay el dinero para ellas y se debe convocar al sector privado. Pero el Perú necesita una inyección de entusiasmo espiritual.
¿Una retórica de “shock social” no la trae al pasado, a una campaña de hace 24 años?
Efectivamente. En realidad el shock representó la ruptura porque estábamos descarrilados. Pero creo que el Perú de hoy necesita otra cosa, las bases no hay que cambiarlas, pero al ritmo que vamos no estamos avanzando. No hemos logrado consolidar una clase media. Creo que el Perú tiene las posibilidades de construirse con toda su solidez.
El 2021 será el año del Bicentenario y un año electoral. ¿Se ve compitiendo con Nadine Heredia entonces?
Ya he dicho que si algún escenario mirara sería el 2021. Si me tocara hacerlo, sí creo que el 2021 va a ser una competencia con una alta dosis femenina. Hay que crear un clima para el Bicentenario. Sería posible que en el sueño republicano se pueda pensar en el rostro de una mujer.
Ya que el Perú puede tener un rostro femenino en 2021. ¿Le genera aprensión que Keiko Fujimori pueda llegar a Palacio?
Aprensión no. Si el pueblo la elige, por qué no. He expresado mis discrepancias. Si creo que el próximo es un quinquenio de reinstitucionalización del país, y creo que deberíamos terminar con este ciclo que el fujimorismo inició, me parecería contradictorio pensar que ellos son los llamados a institucionalizar el país. Pero, si el pueblo le da la confianza sería la primera en respetarlo.
Usted en sus épocas parlamentarias fue una opositora del gobierno de Fujimori. ¿Comparte las expresiones de Humala al referir que el fujimorismo proviene de una cloaca?
No, y me han parecido desatinadas. El Presidente no está midiendo la majestad de su cargo y en segundo lugar que la vida política tiene ciclos. Él en unos meses va a dejar de estar en el Gobierno. El Perú necesita colectividades políticas, que sean capaces de respetarse.
La reacción de Keiko Fujimori fue decir que el nacionalismo tiene maneras chavistas. ¿Se puede hablar de chavismo a este cuarto año de gobierno?
No. El presidente Humala ha virado y ha trazado un gobierno consecuente con su discurso de segunda vuelta. Eso ha dado tranquilidad a quienes fuimos críticos de sus absurdas tesis de la primera vuelta con un nacionalismo exacerbado. No ha marcado una distancia suficientemente fuerte con el chavismo, cuando presidió Unasur convalidó la elección de Maduro sin alguna exigencia. Suele no ser crítico porque tuvo una amistad con Chávez, lo que expresó el día que falleció. Pero su gobierno ha marcado distancia, porque pasó de una indefinición inicial a un cambio importante. Pero creo que falta liderazgo. Y sí tengo algunas preocupaciones respecto a algunas obras públicas que tienen un costo excesivo.
¿Como cuáles?
El Túnel Trasandino, el Metro de Lima. Cuando uno revisa las cifras, pues parece que todo tiene un precio muy por encima de lo que el mercado internacional tiene para estas obras. Me parece que parte de concursos públicos muy poco transparentes y de precios sumamente altos. Eso va a merecer análisis. 
El Gobierno ha tomado la decisión de reducir el impuesto a la renta, lo que también se traduce como bajar su recaudación. Si a esto se le suma la reducción del canon, ¿no generamos un escenario en el que en un futuro no sean factibles los megaproyectos?
Me preocupa la poca transparencia. El Perú necesita una reforma tributaria, pero no lo hace un gobierno cuando le faltan meses para irse. El ministro intenta algunas recetas para poner más dinero en el bolsillo de la gente, pero creo que el Perú debe ir a una reforma de fondo en el que indiscutiblemente haya una reducción de impuestos. Esto en la esperanza de que esta reducción amplíe la base y se recaude más. Pero esa no es la reforma del último año del Gobierno. 
CONFLICTOS EN EL PPC
Sus diferencias con Raúl Castro no son un secreto. ¿Comparte la idea de quienes plantean acelerar las elecciones para renovar la dirigencia?
Lo importante de los posibles puntos de vista distintos es que en el PPC no hay una divergencia ideológica. Hemos tenido ópticas distintas y he escrito unas líneas de algunos puntos de vista sobre cosas que creo que no hicimos bien. Soy una de las firmantes para pedir un congreso al partido este año. Yo sí sería partidaria de revisar nuestro cronograma en el año 2015. ¿Por qué? Si elegimos una nueva directiva la última semana del 2015 tendríamos que estar definiendo si vamos en alianza o solos al 2016.
Quedaría muy poco tiempo.
Exactamente. Yo pensaría que adelantar un pequeño tramo, quizá unos dos o tres meses, permitiría que las directivas nacionales le tomen el pulso al país de cara al 2016. Pero hay que presentarlo en esos términos, es muy fácil exacerbar y decir este es un golpe al presidente del partido. Por ahora el congreso es convocado, ya se le ha notificado. 
¿Esa nueva dirigencia debería ser más joven?
Va a haber sin duda una competencia, porque yo tengo entendido que Raúl Castro aspiraría a repetir y tiene el derecho a hacerlo. Hay otro grupo que piensa en la posibilidad de Alberto Beingolea y hay algunos otros militantes antiguos. Creo que el partido tiene que mostrar un nuevo equipo con sangre joven, pero mostrando un equilibrio. 
En la carta que envió a la militancia dijo que faltó solidaridad en el caso Pablo Secada. ¿Era un mensaje directo a Raúl Castro, Rafael Santos y Yamashiro?
Sí. Mi carta fue una reflexión y tuvo varios propósitos. La solidaridad no es apañar nada incorrecto, pero un partido tiene que tener solidaridad. El segundo tema fue una reivindicación de la democracia interna. Uno no puede ser demócrata de la puerta para afuera y autócrata de la puerta para adentro. Ha habido magníficos competidores pero malos perdedores. En el PPC, como pasa en la política peruana, nos estamos acostumbrando a improvisar. Hemos dado señales de desunión y eso está muy mal.
Ha reconocido que hubo desunión. El señor Bedoya Reyes tiene un precepto que dice que está permitido discutir en la interna pero unidad en las campañas.
La regla es: libertad antes de la decisión y unidad tras la decisión.
¿Se obedeció ese precepto en la campaña?
No. Creo que no todos han estado alineados. Discrepo de Raúl que ha tirado el golpe diciendo que hubo un grupo crítico y competidor de Jaime Zea que no fue muy leal. Yo le podría decir que entre los que lo acompañaron realmente estuvo Alberto Valenzuela, quien era su competidor e hizo mucho más campaña que algunos de los integrantes de la lista de Zea. Quizá hubo gente que se sintió desmoralizada. Es muy  bonito sumarse a una campaña cuando se sabe que vamos a ganar.
 En lo municipal el PPC venía en racha. En la Revocatoria les fue bien, en las Nuevas Elecciones Municipales se hicieron del Concejo Municipal, pero cuando parecía que llegaba su mejor momento se vinieron abajo.
Hay una explicación. Luis Castañeda y Susana Villarán personificaron los dos paradigmas. La verdad es esa, porque la campaña se personificó mucho. Siempre creí que había lugar para un tercero que tenía que hacer su trabajo. Por eso apoyaba la candidatura de Valenzuela, porque probablemente no tenía la trayectoria de Jaime Zea pero era un rostro nuevo que podía salir a la competencia para polemizar. 

“En las elecciones solo deben participar partidos nacionales”
El Congreso aprobó una reforma que plantea el financiamiento de los partidos como un costo de la democracia. ¿Cree que eso alejará a los narcotraficantes, mineros ilegales y demás ejemplares que se encontraron en los partidos?
No basta, pero es muy importante. La política, para hacerse de manera estable, necesita financiamiento. Es evidente que ciertos empresarios se han vuelto políticos y las universidades financistas son una señal bárbara, tanto por el señor Acuña como para Alas Peruanas. Son síntomas preocupantes. Soy partidaria del financiamiento público y hay que controlarlo bien.
¿Qué puede buscar un vendedor de fotocopiadoras o el dueño de universidades en un partido?
Es evidente. El financiamiento público no elimina los riesgos pero ayuda. Los proveedores han sido los reyes de la campaña.
¿Cuántos alcaldes han llegado ya amarrados con proveedores? Creo que uno de los cambios para el 2018 es cerrar el sistema.
Solo deben participar en las elecciones los partidos nacionales. Sé que me dirán que es una decisión centralista que atenta contra la libertad de los movimientos locales, pero es un tránsito necesario. Somos muchos partidos, pero es por lo menos un filtro intermedio que permitirá una consistencia en los candidatos.
¿Eso no sería polémico, impopular y hasta limitante?
También los estimularía.
Pero cercenaría a todos los movimientos.
Si uno quiere hacer política tiene que elegir de un espectro, dónde quiere estar. Pero la fragmentación de la política no conduce a nada. Sé que es difícil pero avalaría si tuviera fuerza política en el próximo gobierno. Sin sonrojarme lo plantearía. Creo que podríamos comenzar a reorganizar la política.
Usted comentó que querían hacer de López Meneses la nueva Matilde Pinchi Pinchi. ¿Cree que Ollanta Humala debió responder a la Comisión López Meneses?
Absolutamente.
Pareciera que el grupo se ha convertido en un show en las últimas semanas, ¿no?
Siendo este joven parlamentario Juan José Díaz Dios una persona que respeto y me parece interesante y con mucha proyección, creo que su comisión ha perdido la orientación inicial. O tienen mucha información, lo que nos sorprenderá en su dictamen, o han perdido el camino.
¿Está de acuerdo con que se creara la Comisión Belaunde Lossio?
El caso Belaunde Lossio yo lo matizaría. Ahí quiero ser bien cuidadosa, porque en el Congreso se está abriendo el capítulo de los lobbies o la gestión de intereses. Hay que distinguir cuándo un funcionario público se convierte en un lobbista, eso está muy mal. ¿Cuándo hay tráfico de influencia y cuándo hay una lícita intervención? Déjeme ponerlo con nombre propio, si la señora Cecilia Blume, como abogada en un caso interviene, no hace lobby, está actuando como abogada. Tanto es así que la ley de lobbies excluye a los abogados, no podemos hacer una cacería de brujas.