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Es una tragedia que el gobierno del presidente Martinelli no logre que el IDAAN produzca agua en cantidad, calidad y confiabilidad suficiente, pero es igualmente grave que la nave del Estado esté ‘haciendo agua’ por culpa de un mal capitán. Los que nos oponemos a la mala administración de Ricardo Martinelli no podemos alegrarnos de su incapacidad en atender las necesidades populares porque es la Nación entera la que sufre. Nuestros señalamientos deben buscar siempre mostrar la verdad para que haya corrección. Lamentablemente, cada vez tengo menos esperanza de que el presidente Martinelli corrija el rumbo y decida cumplir de verdad con su promesa de cambio. Ya no le creo nada.
El problema del IDAAN fue advertido en el informe del consultor Arboleda que recibió el Gobierno actual desde los días de la transición. Han pasado dos años y medio y no se han aplicado los correctivos señalados en el informe. Hay un grave problema en el diseño final y la ejecución de la ampliación de la Potabilizadora de Chilibre por parte de la empresa Biwater, pero parece que el Gobierno prefiere congraciarse con la empresa antes de exigir una solución para los problemas del agua potable en la capital.
Lamentablemente, los que pronosticamos el fracaso de la gestión de Ricardo Martinelli no nos estamos equivocando. Es evidente que cuando se promete gobernar con los mejores y lo que se hace es ponerse a comprar a los peores, cuando se destruye la separación de los poderes públicos y se toma control de todos ellos; cuando se compra o se coacciona a los medios de comunicación social y cuando se dan contrataciones directas a precio inflado, es previsible que se conforme un Gobierno inepto en el que la corrupción sea la mejor explicación a las decisiones equivocadas e injustificables y que el conjunto de estos factores produzca el flagrante incumplimiento de las promesas de cambio.
Por el peso de su falsedad y los hoyos de su corrupción el Gobierno hace agua, pero no de la que sale cuando uno bebe, sino de la que entra cuando uno se hunde.