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La indetenible represión del régimen Ortega-Murillo contra los nicaragüenses que demandan justicia y libertad, la crisis económica que se agrava cada día más, con desempleo creciente, ingresos insuficientes de miles de familias para alimentarse con dignidad, y la desenfrenada carestía de la vida, ejemplificada en la continua alza del combustible en los últimos cuatro meses, están amenazando la viabilidad de Nicaragua como país.
La sordera y terquedad del régimen al no atender decenas de llamados de la comunidad internacional para tomar pasos para democratizar el país como sería la celebración de elecciones libres que permitan al pueblo de Nicaragua elegir un gobierno con credibilidad y legitimidad, está bloqueando la posibilidad de una democracia en Nicaragua, de un estado de derecho y de la convivencia pacífica de toda la nación.
Estamos al borde del precipicio bajo un régimen que insiste en un esquema político dictatorial y sectario que no permite el desarrollo normal de los distintos sectores del país, político, económico y social para el resguardo de la institucionalidad y la viabilidad que necesita todo país.
La condena mundial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU exigiendo el cese de todas las violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses, y que asuma la resolución de la OEA de octubre del año 2020 para la realización de unas elecciones libres, son exigencias claras de la comunidad internacional que el régimen debe atender, para normalizar la vida del país.
Las audiencias en el Congreso de los Estados Unidos, y una posible ley que pueda implicar la expulsión de Nicaragua del tratado comercial del CAFTA, son alertas de alto riesgo de que Nicaragua podría caer en el campo de su inviabilidad como país.
Responsabilizamos directamente a Daniel Ortega Saavedra por esta situación trágica en que está sumido nuestro país y que se puede agravar, y le exigimos que anuncie a lo inmediato las reformas electorales, restaure las libertades públicas y detenga todo asedio y persecución de los opositores, para que Nicaragua pueda entrar luego de un proceso electoral justo y equitativo a una etapa de tranquilidad y fin de la zozobra que hoy tiene doblegados a todos los ciudadanos.
Juntos los nicaragüenses tenemos que lograr un gobierno democrático que tenga como prioridad apoyar a las empresas y factores de desarrollo, para crear empleo, y que implemente un plan para combatir la pobreza, un gobierno que genere estabilidad, progreso y mejores condiciones de vida para todos.
Hacemos un llamado a todos los sectores políticos y sociales que abogamos por la justicia y la democracia para nuestro país, a redoblar los esfuerzos por exigir mejores condiciones para las elecciones, a seguir denunciando los atropellos que a diario perpetra este régimen contra el pueblo, y a seguir exigiendo la libertad de los presos políticos.
Que estos días de la Semana Santa que se acercan, sean para todas las fuerzas de oposición una oportunidad para reflexionar sobre las mejores formas de entendimiento que permitan llegar a la constitución de una alianza electoral muy cohesionada con la máxima unidad posible, que nos permita lograr derrotar al régimen dictatorial que nos permita lograr mejores condiciones para que en unas elecciones libres podamos derrotar en noviembre a la dictadura de una manera cívica y pacífica, y abrir para Nicaragua el panorama de un promisorio futuro para todos sus ciudadanos.