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EL SALVADOR | EL ULTIMO PUMA; JUAN MARCO ALVAREZ, CANDIDATO A DIPUTADO DEL PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO

Noticiero Demócrata Cristiano |

El reciente crimen en contra de un puma (Felis concolor), el carnívoro terrestre de mayor tamaño en El Salvador, representa un grave atentado a la Ley de Conservación de Vida Silvestre y a la Ley de Áreas Naturales Protegidas. Pero también es un serio llamado de atención a las autoridades del MARN, a las autoridades a cargo de los Fondos Nacionales Ambientales, como el FIAES y el FONAES, así como a las ONGs que tienen objetivos de conservación de la naturaleza, incluyendo convenios de co-manejo de áreas protegidas.

Para nadie es un secreto la falta de visión, indiferencia y desinversión que tuvo el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SANP) por parte de las autoridades del MARN entre 2009 y 2019. Han sido los peores años para la conservación de la biodiversidad desde la creación del Ministerio en 1997. Los resultados están a la vista, no solo con la constante cacería dentro y fuera de las áreas protegidas, sino que con esa gran cantidad de incendios forestales que arrasan año con año con gran parte de nuestros bosques. El golpe de gracia hacia la biodiversidad del País fue la decisión de los Ministros Rosa Chávez y Pohl de reorientar los recursos del FIAES hacia otros ejes supuestamente prioritarios, afectando a las ONGs comanejadoras. Al forzarlas a abandonar las áreas naturales que estuvieron custodiando por años, estos sitios y la vida silvestre en el País cayeron en desgracia.

El atentado contra el puma es claramente el resultado de toda esta inacción relacionada con la gestión del patrimonio natural. Sin embargo, esta es una tremenda oportunidad para que el actual Gobierno retome esta prioridad olvidada, y enmarcarla dentro de la agenda de conservación de la biodiversidad del planeta, la cual debe aprobarse para los próximos 10 años (2021-2030). La diversidad biológica de El Salvador debe protegerse por medio de un sistema robusto de parques nacionales y otras áreas protegidas, ya que los recursos económicos son limitados y la presión poblacional es cada vez más fuerte; y esto precisamente, es lo que demanda acciones inmediatas para evitar nuevos incidentes.

Ahora bien, ¿cómo se puede evitar que estos crímenes contra la naturaleza se sigan dando? Está comprobado que la mayor herramienta de conservación de la naturaleza es la educación ambiental. Y es que no se puede proteger algo que se desconoce. Por ejemplo, el papel principal del puma es mantener el equilibrio en su hábitat, controlando a otras especies. Pero también cazando animales enfermos, con pocas habilidades o defectuosos. Si no existe el puma se reproducen los animales enfermos o los que tienen fallas genéticas, por lo que el felino, al eliminar a los débiles, fortalece los ecosistemas dejando lo mejor de lo mejor, optimizando a la vez la calidad de las poblaciones de animales de los cuales depende. Pero para el logro de cambios de actitud y comportamiento de las personas, en este caso lograr el respeto y la apreciación de especies amenazadas como el puma, se requiere de inversión continua en educación ambiental. Y acá inversión continua significa “décadas”. Eso no existe hoy en día en El Salvador.

Por otro lado, es crítico mantener la integridad y aumentar el tamaño de las áreas naturales donde se ha reportado el puma, como Montecristo, El Imposible, El Pital y Río Sapo. El impacto producido por la cacería, así como por la deforestación o el cambio de uso y cobertura del suelo, afectan la calidad del hábitat para varias especies de fauna silvestre, en especial a felinos como el puma que son una preocupación mundial de conservación. Este carnívoro de amplio rango de movimiento es sensible a la pérdida de hábitat. Y todas estas áreas naturales que he mencionado son bastante pequeñas en cuanto a su tamaño como para garantizar la supervivencia del puma. Entonces se hace necesario no solo ampliarlas, sino que también potenciar corredores biológicos fuera de las fronteras de estas áreas para que el puma pueda circular con mayor facilidad. Esto implica invertir en programas de manejo en diferentes zonas dentro de los corredores, para poder conservar o restaurar hábitats existentes, y mantener la conectividad entre las áreas naturales.

Pero talvez lo prioritario es la gestión de recursos económicos alternativos, como impuestos de salida del País, canjes de deuda, donaciones del sector privado, entre otros, y la creación de fondos patrimoniales para conservar los sitios prioritarios de biodiversidad en el largo plazo. Asimismo, la reasignación de recursos vía FIAES y FONAES hacia las ONGs, puede fortalecer la gestión de las áreas naturales ayudando a cubrir los gastos operativos anuales que proyecta el MARN en cada una. Ahora bien, está claro que el MARN no puede solo con esta enorme y complicada tarea. Además, asustan los recortes anuales de presupuesto debilitando cada vez más su potencial de ejecución. Es imperativo que las nuevas autoridades del MARN, quienes cuentan con suficiente capacidad técnica y gerencial, tomen las decisiones correctas cuanto antes y ejecuten una buena estrategia y planes de acción respectivos, en asocio con las ONGs y otros actores relevantes.