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OPINION | CUBA EN EL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS: UNA ELECCION DIFICIL DE EXPLICAR; YAXYS CIRES

Noticiero Demócrata Cristiano |

El pasado 13 de octubre el régimen cubano fue elegido miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Una elección previsible pero altamente cuestionable, y que tiene pocas explicaciones fuera del intercambio de favores o votos entre gobiernos y de una diplomacia cubana que durante seis décadas ha cultivado una red de simpatías en todos los continentes.

Pero también es más que evidente que los 170 gobiernos que votaron a favor de la candidatura cubana, entre ellos varias democracias, no tomaron en consideración el desempeño y la trayectoria de La Habana en materia de derechos humanos. Veamos solamente algunos aspectos recientes de su historial.

Detenciones arbitrarias. Desde 2018, año de la última Revisión Periódica Universal sobre Cuba, y hasta el 30 de octubre de 2020, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) ha documentado más de 7000 detenciones arbitrarias contra opositores y activistas de la sociedad civil. Estas detenciones han sido al margen de cualquier legalidad, al carecer de autorización judicial e incluso documentación para evitar su trazabilidad y tuvieron como finalidad impedir el ejercicio de otros derechos como la libertad de reunión. Los colectivos más perjudicados por estas actuaciones han sido la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y las Damas de Blanco, aunque recientemente el ensañamiento ha sido mayor con jóvenes pertenecientes al mundo de las artes y la cultura.

Retenciones en los hogares. En lo que va de 2020 se han documentado al menos 709 retenciones de activistas en sus hogares. En la mayoría de los casos, el Gobierno establece vigilancia policial en las afueras de las residencias. En algunos existe una advertencia verbal previa de un funcionario de la policía política, y en ningún caso existe orden judicial. Destacados activistas y comunicadores independientes como Yoani Sánchez, Luz Escobar, Ileana Hernández, Omara Ruiz, Camila Acosta, Reinaldo Escobar, Luis Manuel Otero, Bertha Soler, Zaqueo Báez, entre otros, han sido víctimas de estos operativos. Este tipo de mecanismos es una clara violación a la libre circulación y una forma de impedir el ejercicio de otros derechos.

Prisioneros políticos. Actualmente hay 130 prisioneros por motivos políticos y de conciencia. En este punto, aunque con carácter general, es importante tomar nota de que Cuba es uno de los diez países del mundo con mayor población carcelaria per cápita, con más de 200 cárceles. Desde 1959 la población cubana se ha multiplicado por dos, pero los centros de reclusión lo han hecho por más de diez.

Impedimentos de salida del país. Mecanismo usado para impedir que activistas puedan participar en eventos en el exterior. Desde enero de 2019 hasta esta fecha se han documentado al menos 180 casos de este tipo. Una de las organizaciones cuyos activistas se han visto fuertemente afectados ha sido la Mesa de Unidad Democrática. Pero el gobierno cubano no solo utiliza el control de salidas del país como mecanismo de represión contra los residentes en la Isla, sino que también impide de manera sistemática la entrada de ciudadanos cubanos residentes en el exterior a su propio país.

Derechos laborales. La Revolución cubana, que surgió por lo menos a nivel de propaganda en beneficio de los trabajadores, es campeona en la violación de derechos laborales como el derecho a la actividad sindical independiente, el derecho a la huelga y el derecho a un salario justo. Lo más clamoroso es la confiscación de la mayor parte de los salarios de trabajadores cubanos en el ámbito hotelero o de la inversión extranjera dentro de Cuba y de los miembros de las misiones médicas en el exterior. Este último asunto ha sido ampliamente denunciado a nivel internacional, y es considerado una modalidad de tráfico de personas y de trabajo forzoso por todo el sistema de coacción que se ha tejido en torno a las misiones médicas.

Derechos sociales. El régimen cubano siempre ha vendido a Cuba como un paraíso de los derechos sociales, pero la realidad cubana que hoy se visibiliza más gracias a las nuevas tecnologías, destroza ese mito. Estamos ante el fracaso más claro del sistema socialista. Según el último informe sobre el estado de los derechos sociales en Cuba, un 21 % de las familias cubanas vive con menos de 20 dólares al mes, casi el doble de lo registrado en enero (11 %). El 24 % vive con entre 20 y 40 dólares mensuales, y el 19 % vive con entre 41 y 100 dólares. Considerando una media de tres personas por hogar, el 64 % de los cubanos viven con menos de USD 1,11 por día.

El 75 % de los cubanos que necesitaron medicamentos no pudieron conseguirlos en las farmacias estatales, que son las únicas legales. El 83 % de los cubanos no cuentan con agua potable permanente. El 46 % de las familias necesitan que su vivienda sea reparada. El 11 % habitan en viviendas en peligro de derrumbe. El 76 % califican entre regular y muy malo el abastecimiento de material médico e insumos hospitalarios.

Todo esto contrasta con el nivel de vida de los dirigentes socialistas y con los cuantiosos ingresos que el Estado obtiene de la venta de servicios en el exterior.

Libertad de expresión y asociación. En un informe enviado recientemente por la Alianza Regional por la Libre Expresión e Información y el OCDH a los Estados representados en Ginebra y a la oficina de Michelle Bachelet, señalamos la «persistencia y agravamiento de situaciones de represión, hostigamiento, allanamiento y detenciones arbitrarias en Cuba». Además, cuestionamos que después de los compromisos adquiridos por Cuba en 2018 en la Revisión Periódica Universal, se aprobaran los decretos 349, que regula y limita la libertad de expresión artística, y 370, que establece sanciones a la libre distribución de información a través de internet. Ambas legislaciones han dado lugar a fuertes multas y a la confiscación de instrumentos de trabajo.

Cuba en Venezuela. Un elemento que no se puede obviar cuando se habla del historial de derechos humanos del régimen cubano es su implicación directa en el mantenimiento del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, recientemente acusado por un informe de la ONU de cometer graves violaciones a los derechos humanos, entre ellas, crímenes de lesa humanidad. Por más que se mire a otro lado, Cuba es el gran elephant in the room del problema venezolano, como lo ha sido en otros países mediante sus constantes injerencias.

Mayor exigencia

En este contexto de empobrecimiento y represión, no debemos esperar por una reforma del Consejo de Derechos Humanos que ni siquiera está realmente sobre la mesa. Por ahora, el Gobierno no muestra ni la menor voluntad de cambio. Como siempre, juega a ganar tiempo, engañar a incautos y recibir concesiones sin pagar un costo político, tal y como hicieron con la buena voluntad demostrada por Barack Obama.

Los cubanos esperamos que las democracias redoblen la exigencia al régimen cubano como lo han hecho la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su reciente informe país y organizaciones internacionales como la Internacional Demócrata de Centro y la Organización Demócrata Cristiana de América, que han exigido al gobierno que comience un proceso de reformas políticas, económicas y sociales para que el país avance hacia una democracia y una economía próspera. Un propósito que será más efectivo en la medida en que Estados Unidos y la Unión Europea establezcan una política conjunta hacia la isla, que incluya también a las instituciones financieras internacionales, y que cualquier concesión esté vinculada a avances concretos y medibles en materia de democracia y derechos humanos.