En abril de 2020, López Obrador publicó un decreto para desaparecer fideicomisos públicos que no requirieran reformas legales, esos recursos fueron regresados a Secretaría de Hacienda para que se utilizaran a discreción del gobierno. Hoy no sabemos en dónde está ese dinero. Pero van por más, por eso propusieron extinguir primero 33 fondos acusando, sin prueba o denuncia alguna, de corrupción en su operación. 

El presupuesto federal está sujeto a las necesidades particulares de cada año, por eso se crearon fideicomisos que cuentan con recursos públicos, pero también privados para darle certeza de que los proyectos de largo plazo, en temas sensibles para el desarrollo del país, contaran con financiamiento hasta su término. 

Aunque los diputados de morena prometieron escuchar a todos los actores afectados a través del Parlamento Abierto, solo fue una simulación porque sin importarles los argumentos presentados, aprobaron la semana pasada en Comisiones la desaparición de 109 fideicomisos porque el presidente les dio la instrucción; López Obrador necesita dinero de cara a las elecciones de 2021 y lo quiere, aunque tenga que afectar a sectores sensibles pues 65 están dedicados a ciencia y tecnología, 26 a la academia (entre ellos afectan al Centro de Investigación y Docencia Económicas) y 18 están relacionados con la cultura y el arte. 

Con la extinción de estos fondos, el gobierno pretende obtener 68,478 millones de pesos de los cuales 24,956 millones se le quitarán a la ciencia, 785 millones a centros de investigación, y 42,736 millones que corresponden al Fondo para la protección de personas defensoras de derechos humanos, al Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), al Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento, al Fideicomiso Fondo de Inversión y Estímulos al Cine, entre otros. 

Cabe destacar que, a diferencia de lo que afirma el presidente, todos los fideicomisos cuentan con Comités Técnicos que vigilan cómo se gastan esos recursos, además es dinero transparente y fiscalizable porque son objetos de auditorías. 

Lo más grave es que no sabemos en qué se van a ocupar esos recursos, porque, aunque prometen que se destinarán a la salud y a la reactivación económica, en el Presupuesto de Egresos de 2021 no se muestra ningún programa especial para la atención ni de la crisis sanitaria ni de la económica. Sino que muy seguramente se destinarán a las obras faraónicas del presidente o a Petróleos Mexicanos, una empresa que el año pasado perdió 257 millones de pesos cada hora. Todo mal. 

La incapacidad del gobierno de morena está acabando con los recursos del país y tal parece que es solamente el inicio de muchos fondos más que pretenden desaparecer, sin contar con la destrucción que implica para la nación. Es inadmisible que mientras todos los gobiernos en el mundo están inyectando mayores recursos a la ciencia y la tecnología, necesarias para enfrentar la pandemia global, la administración de López Obrador le apueste al austericidio en un intento por acabar con todo lo que sí funciona. 

Por el momento el tema no ha sido aprobado en el Pleno gracias a la negativa de la oposición, pero lo seguirán intentando porque vivimos bajo un gobierno autoritario en donde la voluntad presidencial es una orden para la mayoría oficialista en la Cámara de Diputados. Los ciudadanos libres tenemos que seguir defendiendo a nuestro país, antes de que sea demasiado tarde. 

DETALLES. El sábado pasado más de 100 mil personas se concentraron de manera pacífica en la plancha del Zócalo. El presidente dijo que se iría si esto ocurría. ¿Cumplirá su palabra? Al tiempo...