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OPINION | LENGUAJE INCLUSIVO NO, INTEGRACION SI. PDC CIUDAD DE BUENOS AIRES

Noticiero Demócrata Cristiano |

Estamos viendo con asombro como se pretende imponer por la fuerza del poder un lenguaje que se lo denomina "inclusivo" pero que en realidad es producto de una ideología que lleva como objetivo un pensamiento único que busca destruir las bases de una sociedad construida sobre la familia y el respeto al otro.
Un idioma como el castellano que es considerado quizás la lengua más rica y desarrollada en posibilidades de definiciones y designaciones de cosas y situaciones, está siendo atacado ferozmente por sectores que ya están encaramados en el poder (políticos, universidades, etc.) y que responden a concepciones que buscan la destrucción de los cimientos de la civilización occidental y cristiana usando como herramienta un idioma discriminador y sexista.

No hay mayor inclusión cuando hablamos y nos queremos referir a la totalidad de algo decir "todos". Cuando empezamos con las expresiones "Todas y Todes" o agregando la e, x o @ en las palabras, lo que estamos haciendo es discriminar por sectores, grupos o tribus a la sociedad, concediendo fundamentos falsos a aquellos que desean ser distintos y no pertenecer al conjunto de la comunidad.
Debemos trabajar por construir una sociedad con una clara visión de integración de la diversidad, que implique que todos nos reconozcamos como pares y con igualdad de oportunidades, y esto no se logra con un absurdo intento de imponer por la fuerza un idioma mal llamado inclusivo.
El incluir es hacer sentir al otro igual, cuando lo estoy discriminando desde el vamos al referirme a él, no lo estoy incluyendo sino que lo estoy claramente excluyendo de su posibilidad de estar en el mismo plano de igualdad. Varones y mujeres, mujeres y varones debemos trabajar en la construcción de la sociedad como pares, ya que somos todos seres humanos, aspirando a la igualdad de oportunidades sin violentar los derechos y responsabilidades de ninguno, y menos aún, forzando la naturaleza y la biología para querer igualar lo distinto. El "juntos" debe ser la palabra clave que nos iguala.
Lo distinto no significa que es peor ni mejor, solo que es distinto, y merece ser incluido e integrado en la comunidad ya que esa obligación de integración proviene de la dignidad de la persona humana producto de ser hechas a imagen y semejanza de Dios para los creyentes y, de una misma naturaleza para los que carezcan de Fe.
Las personas nacemos y morimos. Nacemos de la misma forma y vamos al mismo lugar cuando morimos, por lo tanto nuestra esencia no varía, no es distinta, y ello es nuestra dignidad que nos permite transitar en ese plano de igualdad y respeto.
Todo pensamiento basado en una ideología que confronte los sexos, las condiciones, etc. solo está fundamentado en la necesidad del conflicto, y el conflicto, solo lleva a la destrucción de la sociedad que nos producirá una situación de anarquía y sufrimiento.
Hay mentes que trabajan en esto porque piensan en un mundo para pocos, esas mentes no están en nuestro territorio acá solo encontramos los "idiotas útiles" que a cambio de varios billetes verdes se convierten en los personeros de esas políticas. Solo hay que ver como en los distintos acuerdos económicos y de cooperación internacional en la letra chica encontramos estos condicionamientos.
El idioma mal llamado "inclusivo", es una herramienta necesaria de la ideología de género, y ésta es una concepción que nos lleva a la confrontación de la comunidad donde la mujer es utilizada y reemplazada por otras construcciones sexuales producto de lo que denominan cambios culturales. Es decir que por un lado estamos los varones como receptores de derechos y, por el otro lado, las mujeres tienen que competir contra el resto de los que se auto perciben mujeres y no lo son, o que construyen sexualidades diversas. Es una competencia desleal donde se les reducen las posibilidades a las mujeres biológicamente hablando de poder lograr sus destinos.
La única verdad, irrefutable, es que todos somos personas humanas, tenemos dignidad y debemos transitar por este mundo respetándonos unos a los otros y garantizando la igualdad de oportunidades que nos garantice un camino de crecimiento y felicidad de todos.
Ojala el pueblo despierte, advierta que lo que parece inocente tiene su trasfondo imperialista, y ponga un límite a este intento de colonización y destrucción de nuestra cultura.
Mientras el pueblo desde su costumbre, desde sus bases de construcción, no decida cambiar su forma de expresarse y comunicarse, los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo, judicial), debieran abstenerse de pretender imponer una nueva lengua, si es que efectivamente no responden a intereses colonizadores externos.

Por Carlos Lionel Traboulsi
Abogado y Secretario General del Partido Demócrata Cristiano
Ciudad de Buenos Aires, Argentina