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PANAMA | ARTICULO DEL PRESIDENTE DEL PARTIDO POPULAR: PANAMA Y EL MUNDO

Editor Noticiero DC |

Pretender que vivimos en una burbuja y que lo que pase afuera no nos afecta no es una actitud responsable. Por el contrario, el resultado de las negociaciones entre las naciones de Europa con respecto al euro, o de las elecciones en Venezuela y de las elecciones en Estados Unidos tienen enorme influencia en nuestro destino como nación. Si a eso le sumamos la dirección que tome la economía de China o las disputas territoriales e insulares entre China, Japón y Corea, debemos estar muy atentos a estos acontecimientos para tomar las medidas y plantear las políticas que sean de mayor beneficio para Panamá.
Si el euro se debilita, se fortalece o desaparece, afectará importantes inversiones en nuestro país. Si China, Japón y Corea entran en conflicto —grandes exportadores de bienes e importadores de materias primas que se distribuyen a través de la Zona Libre de Colón y que pasan por el Canal— el tráfico por esta vía puede disminuir significativamente. Si en Venezuela se perpetúa Hugo Chávez o si triunfa la oposición, puede haber corrientes migratorias y de capitales en ambas direcciones hacia Panamá, además del impacto político en otros países.

Panamá debe ser una república respetada y respetable. Esto significa que hay que ‘quitarse el parche’ y conducirse con seriedad y responsabilidad en el concierto de las naciones. También significa que debemos definir una serie de valores dentro de los cuales se debe conducir nuestra política, tanto interior como exterior. La defensa de la democracia y el Estado de derecho, que más allá de los formalismos electorales implica el respeto irrestricto a la voluntad popular y a las garantías individuales y sociales establecidas en los tratados y convenciones sobre derechos humanos durante todo el gobierno; así como de la libre competencia y la libre concurrencia a los mercados, sin más limitaciones que aquellas que garanticen la existencia de mercados abiertos a estas dos libertades y aquellas destinadas a la seguridad alimentaria, a la tutela de los activos estratégicos de las naciones y las necesarias medidas de retorsión, cuando se justifiquen; también debe ser principio rector la lucha contra la corrupción, tanto local como internacional, y la búsqueda de la paz a través de la armonía de los intereses de todas las partes. Estos cuatro pilares: democracia y Estado de derecho, libre mercado, integridad en la política y en la economía, y la paz entre las naciones, nos permitirán ser protagonistas y beneficiarios de un mundo más justo y más feliz.