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La muerte de Oswaldo Payá,
presidente desde 1988 del Movimiento Cristiano de Liberación de Cuba-que ahora
dirigirá seguramente su mujer, Ofelia-, hace daño a todos los que amamos y
creemos en la democracia. Su hermano Carlos me llamó para explicarme el
accidente. Tuve la suerte de conocerlo, de admirarlo y de trabajar con
él. En 1996 nos encontramos por primera vez en La Habana. No sabíamos
si podría venir. A menudo le robaban la bicicleta para impedirle moverse.
Finalmente vino caminando.
Cuba pierde un referente
fundamental de la lucha por la democracia y contra un régimen totalitario que
desde hace más de 50 años se perpetúa en la isla caribeña. Payá era, es,
el referente de la disidencia al régimen cubano. Oswaldo nunca perteneció
a ninguna estructura vinculada al régimen ni recibió ayuda oficial de Estados
Unidos, como ha difundido el régimen para desprestigiarlo.
Se vinculó de joven a
movimientos sociales cercanos a la Iglesia que lo forjó en la doctrina
socialcristiana. Siempre ha defendido que son los cubanos los que deben
decidir su futuro e intentó cambiar el sistema desde su propio
interior. La Constitución cubana determinaba que hacían falta 10.000
firmas para promover un proyecto de ley a la Asamblea del Poder
Popular. Recuerdo el día que en La Habana nos lo explicó, en Duran ya
mí. Lo animamos ante los muchos obstáculos del régimen. Pero era muy
tenaz y un día me llamó para decirme: " Salva, las
Tenemos. "Con 25.000 firmas presentó el Proyecto Varela.
Su liderazgo pacífico y
cívico le hizo ser perseguido y condenado por el régimen ya la vez ser
reconocido en todo el mundo por su lucha a favor de la libertad. En
Europa, este reconocimiento estuvo marcado por el premio Sajarov a los Derechos
Humanos y la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo, en el año
2002. Recuerdo que en Estrasburgo explicó a Daniel Cohn-Bendit la
frustración y el sentimiento de soledad que sintió cuando, preso en Cuba, vio
como los manifestantes del Mayo del 68 mostraban en París retratos de Che
Guevara y de Fidel.
Por su lucha y dignidad,
Unión le otorgó en 2003 la medalla Manuel Carrasco i Formiguera, que honra las
personalidades y entidades que se han distinguido en la defensa de las
libertades democráticas y del humanismo social. Oswaldo Payá también ha
sido presentado en varias ocasiones al premio Nobel de la Paz.
Su muerte no puede
significar la de su sueño ni la de su lucha pacífica por una sociedad cubana
libre y próspera y en contra de todo tipo de violencia.
Su desaparición es una
mala noticia para todos los cubanos que sueñan con una Cuba libre y
democrática. Su pensamiento pervivirá y su obra será recordada como la de uno
de los grandes impulsores de la libertad y la democracia en el país antillano.
Descanse en paz el hombre, y viva para siempre su legado para construir
un mundo mejor. Oswaldo Payá es un ejemplo: no hay ni cárcel ni represión
que pueda poner fin a los anhelos de libertad de un pueblo.