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NICARAGUA | ¿QUE HACEN LOS TRABAJADORES AHORA EN NICARAGUA? POR EDGARD MACIAS GOMEZ

Noticiero Demócrata Cristiano |

¿Cómo vemos la situación de los trabajadores en Nicaragua hoy día? ¿Responde esta situación a las expectativas que existían en aquellos tiempos de lucha de los años 60s? ¿Y, hacen honor los trabajadores y sindicalistas actuales a los sacrificios y muertes de aquellos héroes, muchos muertos en el anonimato? ¿O hemos fracasado y su sacrificio ha sido inútil?


El principal problema que tiene actualmente el pueblo trabajador nicaragüense es la falta de libertades, la represión de otra dictadura, la destrucción del auténtico sindicalismo organizado y dirigido a cómo quieren los trabajadores. Además, le afecta la pobreza generalizada, mucho peor, que la que sufrían bajo el régimen de los Somoza, Otros problemas son: el alto número de personas saliendo del país y la falta de una auténtica organización opositora que sea alternativa al vil sistema existente actualmente en el país, una organización opositora unida que sea vista como autentica alternativa democrática.

 

La situación laboral se muestra con la distribución de los sueldos, en la que Nicaragua es el país centroamericano con la mayor brecha entre los salarios más altos del personal ejecutivo y la remuneración promedio de la población, siendo los primeros 44 veces el tamaño de los segundos.

 

Las remesas familiares provenientes del exterior, mayormente de los Estados Unidos y de Costa Rica, deja muy claro que estas “financian el gasto de consumo (comida y medicinas) y mitigan la pobreza del 79 por ciento de la población que tiene un ingreso per cápita mensual de US$ 60 o menos. Se asigna el 75 % de ellas al gasto de consumo.

 

Las remesas son una respuesta parcial ante la aguda ineficiencia del Estado, incapaz de proveer a la clase trabajadora y a la población puestos de trabajo bien remunerados y servicios básicos de manera eficiente. No ha habido ningún intento de promover la utilización de parte de esas remesas en inversiones de pequeños negocios o empresas que puedan alimentar la creatividad del trabajador nicaragüense y la superación de la dependencia en que se tiende a caer ante estas remesas como consecuencia de la política populista del gobierno orteguista a partir del 2007. Pero sí es importante señalar que la política de expulsión de cerca del 10% de la población nicaragüense por la dictadura se convierte por medio de las remesas en un factor de sustentación de la misma al alcanzar ahora el equivalente del 33% del producto interno bruto y de las exportaciones.

 

Esto muestra una enorme crisis económica, una gran desigualdad social, la disminución de las clases intermedias y el empobrecimiento de las clases trabajadoras. En las sociedades modernas hay una tendencia hacia un agrandamiento de la clase media. El Banco Mundial ha publicado un reporte sobre la región latinoamericana, mostrando que del 2003 al 2009, la clase media había crecido en un 50% abarcando un 30% de la población. No así en Nicaragua que solo creció un 1%, pasando del 10.8 al 11.8% de la población en el período 2001- 2009, mientras los sectores vulnerables aumentaron del 28 al 36%.

 

La clase media entonces es un grupo minúsculo. Solo hay dos estratos en el país: un 10% de la población excesivamente enriquecido que se consume aproximadamente el 47% del total del Producto Nacional; y un 90% (lo que incluye clase media y clase trabajadora) que se encuentra desprotegido y en camino hacia el empobrecimiento.

 

Pero el crecimiento también creó una clase vulnerable de un 38% haciéndola el grupo de ingreso más grande que vive tan solo justo por encima del nivel de pobreza, subsistiendo con entre 4 y 10 dólares diarios. Luchando no caer otra vez en la pobreza.

 

Como vemos el 10% de los nicaragüenses acapara el 50% de la riqueza, existiendo una precaria clase media pequeña, muy vulnerable, recibiendo pocos incentivos gubernamentales. En opinión de Julián Messina, estudioso del BID, la característica con la cual el Banco Mundial define a este sector de la población es la vulnerabilidad y eso afecta totalmente a la clase media nica. Es decir, el peligro de volver a caer en la pobreza.

 

INACCION DE LA CLASE MEDIA Y DE LOS TRABAJADORES

 

La clase media y los trabajadores debidamente organizados son grupos sociales que cuestionan al poder, porque creen en una sociedad participativa. Si ambos son débiles ello favorece el abuso y la ineptitud gubernamental. Pero en Nicaragua, la pobreza de la clase trabajadora y el mínimo aumento de un 1% en clases medias, denota una movilidad nula en consecuencia su capacidad de promover cambios es muy mínima.

 

EL SINDICALISMO NICARAGÜENSE.

 

Pero especial atención merece la situación del sindicalismo en Nicaragua que, desde el periodo de los 80s, bajo la opresión del régimen sandinista, vino sufriendo de una falta de libertad sindical. El gobierno desde entonces ha impuesto, como se sabe, centrales artificiales, la CST y ATC, a través de las cuales controla el movimiento de los trabajadores mientras los sindicatos independientes sufren presiones y agresiones que les impiden desarrollar una verdadera acción sindical.

 

En el campo del derecho real de la actividad sindical independiente, las centrales que se resisten a doblegarse, como la CGTi y la CTN, se encuentran reducidas en sus actividades debido a la represión no solo de la policía y el ejército, sino de la misma CST y ATC bajo las cuales deben situarse todas las organizaciones laborales.

 

Podríamos escribir que bajo el régimen de los últimos 40 años bajo el dominio de un FSLN gobernando desde arriba o desde abajo, las cosas se han puesto peores para los trabajadores, y pareciera que los sacrificios de Lidia Maradiaga y de muchos otros trabajadores que murieron y sufrieron en la lucha bajo el régimen somocista, no sirvieron para nada.

 

La corrupción y la represión desatada por la nueva versión del FSLN desde que retomó el gobierno en el 2007 hace caer a veces a algunos en el más profundo pesimismo sobre la posibilidad de lograr algún día una Nicaragua con libertad, democracia y desarrollo sostenibles. También hace meditar sobre la naturaleza anómala del nicaragüense pues hemos tenido desde José Santos Zelaya para acá, regímenes que han tenido todo el poder en sus manos para construir un lindo país, con justicia social y desarrollo integral, y se han dejado absorber por el afán enfermizo de poder absoluto, el afán de riquezas, la dulce vida, el fanatismo ideológico y han abandonado al pueblo por el cual decían que luchaban. Lo ha hecho de peor manera el FSLN. Con todo el poder político e incluso con el apoyo y simpatía de mucha gente al inicio, han desperdiciado esas oportunidades para ser gobernantes y han preferido ser tiranos y pandilleros, robándole al pueblo y asesinando impunemente a quienes les protestan y piensan distinto.

 

Es importante analizar el ánimo y la potencialidad de los trabajadores organizados en sindicatos hoy en día, y su capacidad de influir en los cambios necesarios para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y del pueblo en general.

 

Recordemos que a partir de 1979 se produjo una reducción total de la libertad y del pluralismo sindical. La fuerza laboral histórica del movimiento obrero se ha perdido, y se ha perdido también el ímpetu, el espíritu de lucha, el idealismo, el patriotismo en muchos, y se ha caído en la desilusión y el pesimismo en la dirigencia, en un país en el cual la extrema pobreza, la miseria, ha lanzado a cada quien a ver cómo sobrevive.

 

Porque “Sin los protagonistas no se puede concebir nada de lo que acontece. Se trataba en aquellos tiempos de hombres y mujeres de un temple especial, con una gran creatividad, con una gran capacidad de resistencia y a la vez llenos de estoicismo, optimismo y fe en la causa, amparados en una esperanza inquebrantable por lograr un futuro más digno, más próspero, libre y democrático. Era una pléyade de dirigentes rodeados de una miríada de militantes y activistas desenvolviéndose en un gran entorno de colaboradores y simpatizantes”.

 

Eso tipo de dirigentes y militantes no existe ahora, sino un sindicalismo domesticado y parasitario; la principal central, la CST, no funciona en forma independiente ya que se doblega a los intereses y políticas del gobierno orteguista. He aquí el gran reto del movimiento obrero contemporáneo en Nicaragua. Recordar lo que ha sido el sindicalismo desde los años 20 del siglo pasado, factor de cambio para una mejor Nicaragua. ¿Habrá un renacimiento, un resurgir del poder de los trabajadores organizados?

 

Viendo nuestra actual realidad, hoy en el 2023, uno se pregunta, si el sacrificio de muchos trabajadores será recompensado algún día dando a Nicaragua la paz, la democracia, el bienestar y el progreso que todos los nicaragüenses merecemos. Después de tantas dictaduras sufridas, después de que los supuestos liberadores han sometido al pueblo a una nueva etapa de tiranía, nos lleva a pensar que el sacrificio de tantos muertos o asesinados en los últimos cincuenta años, no ha servido para nada. Es más, a los héroes y mártires hasta se les olvida, especialmente si son del pueblo y no del partido gobernante.

Necesitamos que renazcan esos dirigentes valientes y batalladores que luchan por una causa que creen justa y valedera. Porque en el fondo, su amor y su idealismo les hace ver que a pesar de que tantos sacrificios parecieran ser en vano, por debajo de los rostros de los pueblos que parecen incapaces e indolentes, se mueven las corrientes renovadoras que contienen las simientes de nuevos liderazgos que continuarán la lucha por un mundo mejor. Pero, para finalizar, demandamos la solidaridad de los trabajadores de otros países, de las centrales latinoamericanas e internacionales que parecen haber abandonado a su suerte a los sindicalistas y trabajadores nicaragüenses que hoy necesitan urgentemente su ayuda y apoyo.

 

Por Edgard Macías Gómez, ex Secretario General del Movimiento Sindical Autónomo de Nicaragua / Central de Trabajadores de Nicaragua.

Vicepresidente del Partido Humanista Socialcristiano de Nicaragua, (PHSC).