Lo que busca esta reforma a la Ley de la Industria Eléctrica es darle preferencia a las plantas hidroeléctricas y termoeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), al eliminar el sistema de subasta por el cual los privados pueden competir para generar energía más barata. La iniciativa implica una privatización implícita de la energía en México. Establece un sistema favoritista, posicionando a la CFE en ventaja respecto al resto y hace más difícil la competencia en toda la industria.

La iniciativa tendrá efectos negativos en varios aspectos. La ineficiencia de la CFE al originar energía a través de carbón y combustóleo hará que la luz sea más cara para todos los consumidores. Además, destruye la competitividad de la fuente eólica y solar que pueden producir energía barata y limpia a gran escala pero que podrían quedar excluidas. Esto es un despropósito pues beneficiarían a las plantas contaminantes, a pesar del daño que infligen sobre las finanzas de la CFE que se verán obligadas a generar y distribuir energía con mayores costos.

La iniciativa también va en contra de acuerdos internacionales como el T-MEC o el Acuerdo de París sobre el cambio climático. La modificación de los mecanismos para la generación de energía provocan que México no cumpla con las metas establecidas para reducir la contaminación producida en el país. A López no le preocupa la precariedad a la que condena a las futuras generaciones y busca un beneficio propio e inmediato. De igual forma, al favorecer a un actor estatal frente a los privados estaría violando ese tratado de libre comercio y le demuestra al mundo, una vez más, que no somos un país confiable.

El Congreso deberá analizar a profundidad que en caso de aprobar esta iniciativa, nuestro país tendrá que encontrar justificaciones para explicar sus acciones ante tribunales internacionales.

Con estas maniobras, el gobierno de la 4T demuestra que no tiene interés por mantener un ambiente de certidumbre y ahuyenta las inversiones, dañando la economía y el bienestar de los mexicanos. Destruye por completo la certeza jurídica, económica y el Estado de derecho necesarios para que los inversionistas estén dispuestos a traer capital. López ha demostrado en repetidas ocasiones su desprecio por las instituciones y estar dispuesto a cambiar las reglas a su gusto y conveniencia.

Debemos tener claro que este tipo de políticas desastrosas no hacen más que dañar el bienestar de todos los mexicanos y que además amenazan con provocar un retroceso de varias décadas en materia energética. López vive obsesionado con políticas del pasado, absolutamente inservibles que promueven empresas estatales grandes que terminan por destruir las finanzas públicas y poner una carga financiera a todos los contribuidores.

La transformación de cuarta una vez más nos deja claro que todo lo hacen sobre las rodillas, la improvisación y las ocurrencias son su sello y nos demuestran su incompetencia para resolver los problemas que tienen angustiados a los mexicanos. El inquilino de Palacio Nacional de nuevo deja en evidencia su ambición por la concentración de poder y la obtención de beneficios propios tal y como lo hemos visto en las últimas semanas: crisis y bancarrota nacional pero opulencia presidencial, cuánto tiempo más les durará el discurso. Al tiempo…