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George Bernard Shaw, controvertido escritor, dramaturgo y crítico irlandés es sin duda una de las voces que más han influenciado a Occidente desde fines del siglo XIX hasta nuestros días. Acuñó una de las más importantes reflexiones al expresar su visión sobre la libertad: “La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto.”
¿Qué poder escribir de novedad sobre la embrollada situación legal y de orden sanitaria de las Fiestas más importantes del año para los paraguayos en medio de la pandemia del Covid y que resulte interesante al lector?
Pensé entonces en compartir mi humilde ofrecimiento que pienso dejar al borde el arbolito y el Pesebre de este año. Y hablo de lo que regalaré, no de lo que pido a Papa Noel y los Reyes que me traigan.
Este año regalo a mi familia y a mis seres queridos parte de mi libertad. Ya que he estado desde un principio en contra del confinamiento fácil e irrespoinsable y de la corrupción en la compra de productos de salud en una demostración que la miseria humana es absolutamente ingeniosa en superar sus propios límites, quiero regalar entonces parte de mi libertad.
Quiero regalar parte de mi libertad para poder cuidar a mis padres, para poder enseñar a mis hijos que se es libre cuando se es responsable. Para evitar ser un factor de riesgo que pueda contagiar el virus a una persona que tenga menos posibilidades de poder tratarse o mayor probabilidad de sufrir la enfermedad de manera más grave.
Quiero regalar parte de mi libertad, no porque una norma jurídica me la quite, sino porque me siento feliz siendo responsable de no hacer reuniones privadas donde parece no importarnos que podemos hacer daño a quienes no lo desean. Porque quizás a mi no me importe lo que haga conmigo la enfermedad, pero a muchas familias a las que puedo fácilmente llegar aún sin conocerlas sí podría incluso vaciarlas de alguno de sus miembros.
Soy libre de decidir que quiero ser menos libre. Pero quiero hacerlo en base a mi responsabilidad. No en base a una estéril imposición que se basa más en la improvisación o las críticas de las redes sociales.
Porque una sociedad de mujeres y hombres libres es la que construye un verdadero bienestar. Porque la libertad es el motor y la responsabilidad es el timón. Si como sociedad tuviésemos el coraje de tratar a nuestros conciudadanos como seres libres y responsables, estoy convencido que nos asombraremos de la responsable respuesta de una importante mayoría. Claro está que habrán quienes aprovecharán la situación para mantenerse en la mediocridad de la oscuridad y la intrascendencia, pero funcionará — estoy seguro — mucho mejor que lo que pretende un puñado de leyes que nadie respeta y a nadie afecta, porque al final de cuentas todos saben que las pueden vulnerar y que el resultado no significará en absoluto una sanción ni jurídica ni social.
Esta Navidad quiero ser responsable para ser libre. Para que el Estado no pretenda convertirse más en un celador de mi conducta, sino en un facilitador de mi autodeterminación.
Quiero ser responsable para ayudar a los demás, porque eso me satisface enormemente como persona y ciudadano. Quiero que ayudar a los demás me haga sentir más libre de las ataduras de la mezquindad de quienes profesan y obligan a hacer lo que no están dispuestos a cumplir ni a hacer cumplir a sus “amigos”.
Esta Navidad, quiero ofrecer un sueño de una sociedad libre y responsable. Por eso empiezo por mí regalo bajo el arbolito. Que es dar. No esperar que me den absolutamente nada. Y así al final, me sentiré totalmente libre.
¡Feliz Navidad!