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CUBA | EL LIBRO DE LA CELDA, DE REGIS RAMIREZ, PORTAVOZ DEL MOVIMIENTO CRISTIANO LIBERACION

Noticiero Demócrata Cristiano |

REGIS IGLESIAS RAMÍREZ: EL ‘NEO’ DE LA LITERATURA CUBANA.

Por Zoé Valdés *

“El diablo hace las cosas”, dice un refrán que no sé si será cubano o de dónde. Este dicho se usa cuando sucede algo que no estuviera previsto que ocurriera, a lo que yo tengo por costumbre responder: “ Y Dios perdona las diabluras del Diablo”. Diablo o no, fue un demonio quien hizo que yo conociera a Regis Iglesias Ramírez, en el 2003, cuando  cayó preso por culpa de ese mismo demonio, durante la  Primavera Negra de aquel año nefasto para Cuba y para los cubanos de adentro y del exilio. Para ese demonio, espero, Dios no puede tener el más mínimo perdón.
De inmediato, cuando me enteré de los arrestos y falsos juicios de los inculpados durante la Primavera Negra, me di  a la tarea de hacer lo que podía, lo que estaba a mi alcance  para protestar contra esas detenciones que se convirtieron en ocho largos años de encarcelamiento para la gran mayoría. Asistí cada martes frente a la embajada castrista en París, estuve con Reporteros Sin Fronteras en el primer grupo que allí fue golpeado y reprimido por los esbirros castristas de la sede diplomática, asaltamos la oficina de Cubana de Aviación y pegamos las fotos de los 75 en su fachada; puse una denuncia en contra de la embajada castrista, continué con acciones políticas y culturales en Francia y en otros foros internacionales. Aparté otra vez en buena medida mi trabajo de escritora para dedicarme al activismo político relacionado con estos 75 cubanos injustamente condenados a penas de hasta 25 años de cárcel.

Entre los presos de la Primavera Negra se hallaba un poeta y periodista muy reconocido por la izquierda mundial, pues en el pasado había sido un empedernido castrista, aunque desde hacía algún tiempo tras haber fundado una agencia de prensa independiente en La Habana era tan vigilado como el resto: Raúl Rivero. Gallimard me había pedido una  antología de mi poesía, espacio editorial que cedí a Raúl Rivero, donde se publicó uno de sus poemarios. También edité en Gallimard una antología de poetas presos que se dio a conocer a través de la FNAC como ‘Censuré à Cuba’.
Entonces no sabía que entre estos hombres y mujeres encarcelados había otro poeta, cuya poesía de gran magnitud e intensidad llegó a mis manos en un manuscrito que me envió desde Marsella el escritor Juan Vives, autor entre otros libros de ‘El Magnífico’. Se necesitaba publicar a todo coste este poemario de Regis Iglesias Ramírez, titulado ‘Historias gentiles antes de la resurrección’. Bebí aquellos poemas de un tirón y al momento llamé a Vives para dejarle saber que podía contar conmigo. Así fue, hice y di lo que pude. Vives y otro personaje (oscuro éste), todo sea dicho, se encargaron del resto. El poemario salió editado en la editorial Advana Vieja, del apreciado Fabio Murrieta. Participé en la presentación en la prestigiosa ‘Maison de l’Amérique Latine’ en París, como también lo había hecho con anterioridad cuando Gallimard editó los poemas de Raúl Rivero, a través de mi intervención personal -lo que algunos tratan de borrar.
Regis Iglesias Ramírez, en cambio, no llevaba consigo, como marca, el “pecado original” de Rivero. No había pertenecido directamente al castrismo. Entraba en la cárcel muy joven, pertenecía al Movimiento Cristiano Liberación, fundado y dirigido por Oswaldo Payá Sardiñas (Premio Sajarov), al que él llamaba y sigue llamando su “Bapu”.
Numerosos documentos fotográficos y vídeos, además de sus escritos y acciones, demuestran ampliamente el compromiso de vida y de obra que une a este poeta amante del rock a la libertad de Cuba desde el corazón del Proyecto Varela.
El joven, amante de la música más prohibida en la isla, como ya dije: el rock, llegó al MCL a través de otro joven poeta -en aquel entonces lo era-, Félix Antonio Rojas Guevara, como él mismo lo cuenta, quien había conocido al líder Payá a través de la iglesia católica. Regis y Payá nunca más se separaron, hasta el encarcelamiento del primero. Y nada ni nadie, ni el crimen cometido en contra de Payá y de Harold Cepero, conseguirá separarlos.
De modo que, cuando conocí la historia de Regis, estando todavía él en la cárcel, aprecié mucho más su obra poética, porque identifiqué sus fuentes y motivaciones, de alguna manera cercanas a las mías. Siete años y ocho meses más tarde lo descubrí en Madrid, yo estaba entre la nube de periodistas citados en el aeropuerto de Barajas y él allá arriba, en una tarima o estrado controlado por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente español que había tramitado el destierro de los 75 al negociar con las autoridades castristas. A Regis se le notaba tan o más cautivo por la situación que por el estiloso traje que le obligaron a vestir, en medio de otros presos, abrumados también por el cansancio, las preguntas y exclamaciones de los que nos hallábamos del lado libre todavía, o eso pensábamos.
Poco a poco, y con el paso del tiempo, e ido descubriendo a Regis, un poeta consecuente con su tiempo, pero también un hombre herido. Perjudicada profundamente su salud por los largos años de cárcel; a un hombre inteligente, sensible, al que nada detuvo, nada, y que allá dentro, en el más hondo de los huecos, en el de la desolación, siguió creyendo en la literatura, y escribió y reflexionó.
Escribió este libro carismático, que no sabría cómo calificarlo, apenas. Un libro que empezó siendo una novela, en libertad, y terminó encarcelado junto a él, y sin embargo más libre, porque de novela se convirtió en un texto confesional de vida: El libro de la celda. El libro de la verdad. El libro de otro Conde de Montecristo, con perdón de la metáfora, pero islas son islas…
‘El libro de la celda’ de Regis Iglesias Ramírez contiene incalculables valores literarios, un lenguaje neogótico que nos aproxima al ambiente de Mátrix (1999), a través de un personaje oculto que pudiera ser un Neo insular, enredado invariablemente en los numerosos muros transparentes entretejidos por los arácnidos, insectos de turno. Un orden cuyo cosmos es el caos, la vastedad del caos, y la mutación de la obra majestuosa a lo más peculiar de la vida de un resistente: la sobrevivencia diaria, rutinaria, en los pocos metros que lo circundan. Su fe, su salvación. Su creencia, su ídolo, la moral política, el coraje y la inocencia dentro de su mayor signo de identidad: la de la perenne rebeldía.
Lean este libro como lo que es, una obra literaria, pero también como una confesión de fe patriótica y cristiana, y como el legado de un joven cubano, padre, esposo, luchador por la libertad, que entregó ocho años de su vida para que su país viera la luz y volviera a creer en la verdad.

Es el testimonio de un escritor que continúa escribiendo y actuando desde el destierro, y pensando y anhelando con una enorme fuerza en que debiera regresar a su país a cumplir con un destino, y quedar allá junto a los suyos: los héroes cotidianos y los mártires del Movimiento Cristiano Liberación.
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* Zoé Milagros Valdés Martínez (La Habana2 de mayo de 1959) es una escritora cubana de poesía, novela y guiones cinematográficos que adquirió la ciudadanía española en 1997. También es ciudadana francesa.