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COLOMBIA | PALABRAS DEL SENADOR ANDRADE, PRESIDENTE DEL PARTIDO CONSERVADOR, EN HOMENAJE A OMAR YEPES
Noticiero Demócrata Cristiano
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Estamos aquí reunidos para celebrar la juventud y la vigencia de Omar Yepes Alzate.
Porque la juventud es del alma y de la mente, y se enriquece con la experiencia y el conocimiento, elementos estos que, decantados con el paso reflexivo del tiempo, engendran las virtudes de la sabiduría y el buen juicio, las cuales posee y ejerce de sobra nuestro líder Omar Yepes.
Y la vigencia, podría decirse, es la cualidad de ser necesario, casi de ser imprescindible. Y el mensaje que quiero transmitir hoy a todos los presentes, y a todos los conservadores de nuestro país, es que nuestro Partido necesita hoy más que nunca la sabiduría y el buen juicio de Omar Yepes Alzate. Un hombre que además ama a su partido, y por ello no dudaría en poner sus virtudes al servicio del mismo como ha hecho siempre.
Celebremos entonces a este hombre político por excelencia, y político en el mejor sentido de la palabra. Pues en tiempos en los que la degradación de la política y del manejo de lo público son causa de creciente indignación ciudadana, puede caerse a veces en el exceso de despreciar y desconocer la contribución que hace a la sociedad el político, entendido, de nuevo, en el buen sentido.
¿Cuál es esa contribución? Podríamos decir que ella tiene dos partes. La primera es el servicio público, tanto en cargos ejecutivos como en cargos de representación popular. Destaca entonces la trayectoria de Omar Yepes como concejal, diputado, representante a la cámara y senador, representando a los manizaleños, a los caldenses y a los colombianos. Y destaca también su trayectoria como juez, como secretario de hacienda de Manizales, y como miembro de importantes juntas directivas del sector público. Esto, claro, sin olvidar su paso por el sector financiero.
Pero la contribución que hace a la sociedad el buen político tiene, decíamos, otra faceta, y es la de ser un puente para el diálogo social, un facilitador de la convivencia. Las sociedades naturalmente se dividen: por ideas, por aspiraciones, por creencias, y por intereses legítimos. La democracia tiene como virtud el permitir que sean los representantes de la sociedad, que sea el buen político, quien actúe no solamente como representante de los diferentes sectores sociales, sino que también propicie, facilite e impulse el diálogo entre los mismos. El buen político, además, es quien tiene la capacidad de identificar aquellos aspectos en los cuales pueden converger los sectores de la sociedad sin importar sus diferencias, y quien tiene el liderazgo para propiciar esa convergencia identificando un horizonte común, y persuadiendo a quienes representa para que den más importancia a ese horizonte común que a las cuestiones que los dividen y los separan de otros sectores sociales.
Y si alguien ha sabido hacer eso en nuestro país ha sido Omar Yepes Alzate.
No en vano, trabajó durante años de la mano del liberalismo y de sus representantes, tanto en el nivel regional como en el Congreso de la República. Y esa alianza de trabajo conjunto, injusta y excesivamente denigrada por algunos críticos, produjo un período de progreso y de seriedad en la política pública regional y nacional. Teníamos en ese entonces a un Congreso de elevada capacidad en asuntos complejos como la política fiscal y la economía, y dicha capacidad era respetada por todos los gobiernos. A quienes la indignación con la política no les permite ver las virtudes de este tipo de trabajo mancomunado, los invito a que observen el triste destino de las sociedades que han perdido esta capacidad de diálogo y trabajo multipartidista. Así, por ejemplo, hoy en Estados Unidos la polarización se ha tomado la sociedad, y para los líderes políticos es más importante afirmar su integrismo ideológico que buscar soluciones a los problemas públicos, pues ello requeriría trabajar de la mano de quienes están en otros partidos. Ello ha paralizado al Congreso estadounidense, produciendo episodios como el cierre del Gobierno Federal por falta de autorización legislativa para el uso de fondos, y produciendo también una incapacidad radical para considerar y aprobar las reformas que necesita la nación norteamericana. No olvidemos entonces que Omar Yepes Alzate, con su vida y su ejercicio político, nos dio una lección de gran valor: fue capaz de ver siempre el horizonte común por encima de las diferencias partidistas.
Por todo esto se le recuerda como un hombre de palabra, honrando siempre la palabra empeñada, jamás defraudando la confianza de los demás. Por eso se le recuerda como ese hombre afable, de temperamento grato, capaz de hablar con todos y de llegar al consenso.
Por ello hago un llamado a su sabiduría, y ratifico la vigencia de la misma. Le necesitamos: el Partido Conservador Colombiano necesita de su buen juicio para no perder su propio horizonte común. No es un secreto que los sectores conservadores del país están divididos y enfrentados por diferencias en cuanto a temas cruciales, especialmente el acuerdo de paz con las Farc. En ambos lados de dicha diferencia hay aciertos, y seguramente errores. Cada lado tiene ideas muy buenas y muy importantes que aportar al Partido y al país. Y al menos en lo que a este servidor concierne, no hay ninguna expresión verbal ni ningún episodio que no esté dispuesto a olvidar y dejar atrás en virtud de la unidad de este Partido: mal hace quien se aferra a las palabras y quien se autoconfina al resentimiento: todo estoy dispuesto a conversarlo; las posiciones contrarias quiero escucharlas; y en virtud de ese horizonte común, que es la reconstrucción del Conservatismo como alternativa de gobierno y de conducción del país, nada deseo más que dejar atrás las diferencias y buscar la unión. Maestro Omar Yepes, suplico su sabiduría y su bien juicio para lograr este fin.
Que sea la unidad de nuestro partido el mejor homenaje que podamos hacerle a Omar Yepes Alzate. Y que Dios le de mucha salud y mucha vida para acompañarnos en este nuevo futuro de unidad y triunfo.