La normalización de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, es una correcta decisión que está tomando el Presidente Obama, que apoyará la apertura en Cuba, dinamizando la lucha por la vigencia de las libertades públicas para ese noble pueblo, por las que trabajan con sacrificios y ofrendaron sus vidas tantos patriotas cubanos, como el democristiano líder del MCL Ing. Oswaldo Payá.
Es encomiable la labor de mediación que para estos propósitos ha realizado -y continua haciendo- el Papa Francisco, en armonía con el llamado de San Juan Pablo II: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”.
La liberación el día de hoy, del norteamericano Alan Gros y de los cubanos Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero (del ‘grupo de los 5’), es un paso importante en la dirección de la regularización del diálogo binacional, además de restituirle sus derechos a estas cuatro personas.
La ‘agenda no pública’ de esta nueva relación entre Washington y la Habana, deberá contener la plena vigencia de sus derechos humanos para todos los hermanos cubanos. En ese sentido, hay mucho que bregar para la vigencia integral de los valores democráticos en Cuba, y la Democracia Cristiana (ODCA) debe aumentar sus esfuerzos para su respaldo solidario a ese heroico pueblo.
También es positivo que, en esa tónica, el Gobierno de Bolivia y el norteamericano inicien la normalización de sus relaciones, después de seis años críticos.
En contraste con esas acertadas medidas, es lamentable la reciente decisión del Comandante Ortega, prohibiendo el ingreso a Nicaragua de los Congresistas norteamericanos Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio. Este ‘exabrupto’, es un craso error político, que además lo toma en el peor momento.
UDC - NICARAGUA
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