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CUBA | ¿CODIGO DE ETICA? POR OFELIA ACEVEDO, VIUDA DE OSWALDO PAYA

Editor Noticiero DC |

Todos los que tratamos de expresar nuestros sentimientos, nuestros propósitos, dar a conocer nuestros proyectos, sobre todo los que desde realidades tan hostiles como las que sufrimos los que desde dentro de Cuba luchamos porque nuestro pueblo ascienda a los derechos y pueda elegir libremente su futuro, necesitamos que los medios de comunicación, que  se hacen eco de nuestra voz y que en su mayoría  radican fuera de Cuba, lo hagan respetando  nuestras expresiones  y por lo tanto nuestro pensamiento. Creo en que el respeto al derecho ajeno, es el límite justo a nuestro derecho.

Por eso me pregunto, por poner el ejemplo de un medio que se le permite llegar a Cuba, por la vía de los observados correos electrónicos de nuestras intra redes, por demás a un reducido grupo de usuarios privilegiados.  Si ¿tienen  ellos un código de ética? Me refiero a Cuba Encuentro, grupo mediático  que radica en Madrid.
Tengo la percepción que todos los medios si son serios y prestigiosos deben tenerlo y creo además que dichos códigos de ética  deben tener como común enfoque en todas las posibles variantes que existan: la imparcialidad, la justicia o  transparencia y la honestidad y decencia.  Habría que ver ¿que entienden sus directores, por estos términos o  si los entienden en verdad? Publicaron ya con este,  un tercer  artículo de una persona que dice llamarse  A. Fernández  con  el veneno  de la tergiversación de la realidad característico de los que tiene esa  encomienda, articulo que no es de opinión, ya que hace uso de mentiras sobre lo que se propone el Proyecto Varela y de una anécdota, que transcurrió dentro de una oficina del Instituto de medicina legal el día que me entregaron el cadáver de mi esposo y los únicos testigos eran, el Mayor Sánchez, mi hija, un individuo que filmo con una cámara de video toda la entrevista y yo.
Algunos medios se prestan para publicar artículos, que tienen por único objetivo desacreditar mentir, difamar,  menospreciar a los individuos o agrupaciones, ya que no pueden combatir sus propuestas políticas, ni tan siquiera  se atreven a  publicarlas, ni   sus proyectos ni programas. Hacen uso de un lenguaje de sobra conocido por  los que en algún momento de su vida hemos tenido contacto con las fuerzas represivas de la seguridad del estado,  que van atacar inmediatamente a la persona, a chantajearlas  a buscar sus vulnerabilidades. Tal y como actúan así  escriben cuando los mandan, y hasta se delatan como es el caso de esta persona.
Habría que preguntarle lo mismo a los que producen el blog Café Fuerte, ¿ por que  manipulan  las palabras de Rosa María Payá, en su intervención en la cumbre de Derechos Humanos y democracia,  cuando publican la noticia?.  El titular de la noticia quiere presentarla en una actitud autosuficiente, provocadora y desafiante. En primer lugar, lo que el titular anuncia  no fue lo que ella dijo, fácil de comprobar con solo leer la intervención, donde queda además evidenciado que su actitud y sentimientos no son los que ellos quieren achacarle, más bien todo lo contrario, una actitud valiente y generosa  la caracteriza. ¿Por qué se dedican a adulterar los que los demás expresan, a quien le beneficia semejante  hecho? ¿Carecen ellos también  de un código de ética?
He mencionado ambos ejemplos anteriores porque me atañen directamente y  porque de forma muy burda se han expresado, motivada por ellos me he decidido hacer este artículo. Les  confieso que hace mucho tiempo hemos venido sufriendo estas desventajas que caracterizan a los medios en las sociedades democráticas actuales y que tanto mi esposo como yo lamentábamos en innumerables conversaciones y no me refiero al Granma y al Juventud Rebelde, ni a Cuba Debate, cuando hablo de medios de información naturalmente no los incluyo como es lógico.
Continúo mi modesta reflexión sobre los medios. Otros cuando hacen reportajes o entrevistas, una vez publicadas,  resultan reflejar la opinión del medio en cuestión o del periodista o el análisis que este hace sobre las palabras del entrevistado, a veces hasta aventuran sus juicios sobre la persona y el tema en cuestión, e incluyen  una pregunta que dicen ellos ser de rigor, me vuelvo a cuestionar  ¿De rigor de quién? ¿Es  válido en   los códigos del periodismo?
Reconozco que cuando un periodista me entrevista y me dice háblame de tal tema, yo después elaboraré el artículo al respecto:  literalmente me erizo de pies a cabeza.  En las pocas ocasiones  que tienen la amabilidad de hacerme llegar lo que publicaron, la mitad de ellas no expresan mis palabras, lo mismo pasa con  mis intenciones y por lo tanto perdemos nosotros los más desventajados. Reconozco también que se hace difícil, prescindir a  los  que tienen el poder de los medios, como poder al fin y al cabo, de no intervenir como todos los poderes en la vida de los demás y evitar la manipulación de lo que ellos imprimen o trasmiten.  Conozco de medios muy prestigiosos y de excepcionales  y respetuosos periodistas, algunos  he tenido  el gusto de conocer.  Pero que generoso  y que beneficio inmenso nos  brindarían a  los necesitados  y sedientos usuarios de verdadera información  que recibiéramos  un mensaje fiel a la  verdad, justo  e imparcial, que sin dejar de ser crítico, sea a la vez constructivo y que la persona no se sienta manejada, aplastada por el poder de los medios en su  sensacionalismo comercial o político, a veces en función de mezquinos intereses.  ¿Que hemos hecho del llamado código de ética?
Es muy lamentable esta crisis, para afrontar sin temor la verdad y respetarla por la que están pasando la mayoría de los medios de comunicación, es una especie de esquizofrenia mediática para con el respeto que merecemos  las personas, vale mencionar que  gracias a ellos cobran y se mantienen con vida. Crisis que  desvirtúa  la verdadera y tan necesaria misión que tienen los medios de información para todas las personas, sobretodo más para aquellas que no tenemos acceso directo a estos, porque carecemos de ese derecho y del derecho a la libre expresión.
Deseo sinceramente no solo que cambie la situación de injusticia social en que tratamos de sobrevivir los cubanos, cambios a los que dedicó su vida mi esposo Oswaldo Payá y tantos otros valientes que han perdido la vida en este empeño, o que sufren injusta prisión o persecuciones, amenazas y vigilancias.  Aspiramos cambie  también  o mejor recuperar los valores que siempre caracterizaron  a los que se entregan y se preparan  para  la generosa labor de informar y divulgar los hechos de la realidad con fidelidad, imparcialidad y decencia  de seguro que sería un aporte incalculable a nuestra sociedad del siglo XXI, tan necesitada y dependiente de la intercomunicación, que pudiera librarse del maléfico habito de la manipulación tan inescrupulosa y dañina, espero no se sientan ofendidos no es esa mi intención. Deseo y rezo porque algún cercano día sea así.
Ofelia Acevedo Maura