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PANAMA | VENEZUELA: DEMOCRACIA Y ESTADO DE DERECHO

Editor Noticiero DC |

Fui testigo presencial de las elecciones venezolanas. Con un margen de 9 puntos, la victoria electoral del presidente Chávez fue aceptada por el candidato Henrique Capriles Radonski a los pocos minutos del anuncio oficial del Consejo Nacional Electoral; eso es democracia. Sin embargo, lo que estaba en juego no era simplemente quién sería el presidente, sino cuál sería el sistema político bajo el cual vivirían los venezolanos. No si habría democracia —todos aceptaron el sistema electoral y sus resultados—, sino si habría o no Estado de Derecho. Más precisamente, cuál tipo de Estado de Derecho: el Estado Liberal de Derecho o el Estado Socialista de Derecho, que no debe confundirse con el Estado Social de Derecho. ¿Y cuál sería la diferencia entre uno y otro? Pues que en el Estado Liberal de Derecho priman las libertades individuales como la vida, la integridad física, la libertad de expresión, la propiedad privada, etc. y en el Estado Socialista de Derecho prima el Estado o el partido, la revolución, la redistribución de los bienes, etc. En uno prima la persona, en el otro prima el proyecto.

En la Venezuela de hoy la vida humana está devaluada, Caracas es la ciudad con más homicidios de la región, y la propiedad privada, no solo de su empresa, sino también de su casa, vale tanto como el ánimo del presidente al querer expropiársela en alguna de sus caminatas. Todo esto amparado en la moral socialista, la Constitución Bolivariana y ’la profundización del socialismo’. Sin embargo, el 54% de los votantes venezolanos votó por la continuidad de este modelo que lleva catorce años en el poder.
Sobre todo, Chávez es popular entre los pobres, tal vez por la ’inclusión’ política que les ha dado, tal vez por los programas sociales llamados ’misiones’ o tal vez porque le temen al retorno del viejo sistema político. La pregunta persistente en mi mente es: ¿por qué después de 14 años en el poder, los seguidores del presidente Chávez siguen siendo pobres? No tengo respuesta.
Es claro que Chávez es uno y en la oposición son muchos los líderes, —Capriles insinuó, sin llegar a decirlo, que él espera ser el líder del campo opositor por los siguientes años—, pero los contrincantes son tan distintos como es la polarización de la nación: el uno dice haber vencido a la muerte, el otro está entregado ’al tiempo de Dios; el uno es irreemplazable, el otro tendrá que consolidar su liderazgo en un mosaico de partidos, movimientos y corrientes; el uno es la luz explosiva del fuego artificial, el otro es la luz de la llama eterna de la fe inconmovible; el uno invoca a todos los santos y los mártires, pero solo cree en sí mismo; el otro invoca a Dios y al pueblo venezolano y cree en su voluntad y se somete a ella.
Venezuela está dividida en dos partes casi iguales, pero con visiones muy distintas. Hacer que el país funcione para el bien de todos va a requerir del esfuerzo y la colaboración de todos.
Milton Henriquez, Presidente del Partido Popular