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OPINION - CUBA | EL CHE Y LAS LLAMADAS REFORMAS ECONOMICAS EN CUBA

Editor Noticiero DC |

POR Mario  Hechavarria Driggs, periodista independiente.

El debate en torno a la llamada “actualización del modelo económico cubano”, desde su misma rebuscada expresión, nos hace pensar en el Comandante Ernesto Che Guevara, su pensamiento económico, lo que dicen los cubanos y el sabor a resabio de esta frase propia de los “Lineamientos” aprobados  por el Sexto Congreso  del Partido Comunista.
En la calle,  el periódico Granma recoge las opiniones de algunos militantes del partido:
“No nos deslumbremos con las modalidades de la producción y los servicios por cuenta propia y otras formas no estatales como nos deslumbró en su momento la producción estatal y el socialismo.”   (Granma, viernes 7 de octubre, 2011)
El “miedo al mercado” paraliza a los miembros del Comité Central, que están a cargo de la administración del país,   entre tanto sueñan con  perfeccionar el modelo socialista, pues reconocen que las cosas en Cuba no andan bien-¡vaya si pueden decir otra cosa!- pero temen la vuelta al capitalismo.

El Che Guevara lo escribió bien claro, aunque los actuales líderes se debaten en la contradicción, sin ofrecer detalles, hablando de “actualización”, no de reformas, cuando deben definirse con claridad.  Al menos el argentino fue consecuente y expresó:
“Todo parte de la errónea concepción de querer construir el socialismo con elementos del capitalismo(…)Así se arriba a un callejón sin salida o de salida difícilmente perceptible que obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir al retroceso.” (Apuntes críticos a la economía Política. Ocean Sur. 2006. Pág. 126)
La apertura  a la propiedad privada, el mercado libre, las pequeñas empresas y otras medidas que amplían el mercado, son bien recibidas por la mayoría de la sociedad, pero las prohibiciones son  muchas y las contradicciones fuertes.
El estado ofrece licencias, y a su vez  persigue a quiénes suministran los productos indispensables para operar un pequeño negocio privado. ¿A dónde vamos a parar?... Muchos creen que estamos realmente en un callejón sin salida. La voluntad de cambios parece tan contradictoria como la opinión de este campesino.
“Ayer nos detuvieron, a las seis de la mañana con varios maletines cargados de queso, los traemos desde el campo, a riesgo, para vendérselos a las cafeterías. Ahora hay muchos establecimientos nuevos con licencia, ellos venden pizzas, espaguetis y otros platos, pero nos confiscaron la mercancía” (Silvano Leiva).
La extrema vigilancia de la policía y de los inspectores del poder popular, además de lo altos impuestos,  asfixian a los pequeños negocios permitidos, los propietarios  tienen que justificar constantemente la procedencia de sus mercancías, , hay que justificar de donde salen estos, el  estado no te oferta nada, y  parece estar encaminado para aplastarte poco a poco.
Un prestigioso economista cubano, Pavel Vidal Alejandro, actualmente investigador del Centro de Estudios  de la Economía Cubana, adjunto a la Universidad de La Habana, llama claramente a “desarticular el actual modelo centralista y monopólico”, a ofrecer créditos a los pequeños comercios privados, darle un mayor espacio al mercado y no apreciamos una decisión firme sobre estos temas. Profesor  con maestrías en Harvard y la Complutense de Madrid, el joven profesional sentencia:
“Si vamos a intentar perfeccionar lo que no ha funcionado por décadas, entonces no llegamos a ningún lado. Cuba debería mirar menos al pasado y sí mirar más hacia fuera.”(Entrevista. Espacio Laical. No 2-2011, pág. 46 a 52)
En el recuerdo está Che Guevara y su muerte en Bolivia, su columna guerrillera avanzando sobre Santa Clara y el mandato de ¡“Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”…nada de esto sirve,  solamente  como  souvenir  para el turismo internacional.
En la actualidad, el mercado, los salarios, el banco y sus préstamos, regatear a precios libres y otras modalidades donde el dinero prevalece desde la antigüedad, parecen ser la única opción; entre tanto nuestros  líderes vacilan y mienten,  en una  apuesta donde los años pasan y la frustración aumenta.