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El PP pide elecciones tras la expulsión del Gobierno de los consejeros de CDN

Editor Noticiero DC |

La crisis por la que Miguel Sanz echó a CDN del Gobierno de Navarra va a tener una sombra más que alargada en la política de la región. Para empezar, el Partido Popular de Navarra exigió ayer que el jefe del Ejecutivo foral convoque elecciones anticipadas. Para los populares, tras los cambios acaecidos estos días y tras la ruptura entre ellos y UPN hace un año, es necesario y urgente que la ciudadanía se pronuncie de nuevo.

El presidente del PP de Navarra, José Ignacio Palacios, recordó que el actual Parlamento foral fue elegido en mayo de 2007 en unas circunstancias políticas «que han cambiado radicalmente». En ese momento, los navarros acudieron a las urnas «viendo en PP y UPN alternativas claras a las políticas radicales de José Luis Rodríguez Zapatero». En un comunicado, Palacios apunta que en 2007 los navarros no votaron al centroderecha «para que desde el Gobierno de Navarra se aplicasen las políticas socialistas». Asegura que el Partido Popular aceptaría «lealmente» que el PSOE gobernase en Navarra si hubiese ganado las elecciones, pero se da la circunstancia de que fue la tercera fuerza más votada.

Para Palacios, Sanz está «falseando» la voluntad de los navarros al echarse en manos de los socialistas. La respuesta a los populares llegó desde el PSN, socio prioritario del Gobierno foral monocolor de UPN. La portavoz de la Ejecutiva del PSN, María Chivite, pidió al PP que «deje de pensar en el sillón» y «se sume al esfuerzo del Partido Socialista para garantizar la estabilidad y resolver los problemas que realmente preocupan a la ciudadanía». Además, tildó su propuesta de «partidista».

CDN y Barcina

Pero el choque entre populares y socialistas no es el único frente abierto tras la crisis de Gobierno en la que Sanz decidió prescindir de CDN, su socio en el Ejecutivo desde hacía 6 años. Y es que, como es lógico, comienzan las hostilidades entre UPN y CDN, tras la abrupta quiebra de un «matrimonio» que parecía de larga duración. La lucha por el espacio político entre estos dos partidos «hermanos» —CDN es una escisión de UPN— se prevé sin cuartel, encarnizada, sobre todo después de lo acaecido estos últimos días Las caras de los convergentes tras la ruptura son un auténtico poema.

Ayer, los convergentes acusaron a la presidenta de Unión del Pueblo Navarro, Yolanda Barcina, que en todo momento respaldó la postura de Miguel Sanz, de «plegarse» a la línea estratégica del presidente del Gobierno foral en lugar de buscar una solución para la sima entre los dos partidos.

El presidente de CDN, José Andrés Burguete, insistió en que UPN había buscado la ruptura en todo momento y centró las críticas en la líder de los regionalistas por no haber irrumpido en la crisis para cambiar las cosas. Previamente, Barcina había recordado la importancia en Navarra de los pactos, «que son para cumplirse», en alusión a que CDN no cumplió el pacto de Gobierno con su actitud en la votación sobre la ley del euskera