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NICARAGUA | COALICION NACIONAL, ALIANZA CIVICA Y UNIDAD CONTRA ORTEGA: JOSE DAVILA DE VOLUNTAD HUMANISTA SOCIAL CRISTIANA

Noticiero Demócrata Cristiano |

-Se puede afirmar que el último intento de unidad para desafiar cívicamente el poder de Ortega antes de la crisis del 2018, fue en el 2016 con la Coalición Nacional por la Democracia, encabezada por el partido PLI de ese entonces, y cuya participación en las elecciones de noviembre de ese año fue abortada por la dictadura, pocos meses antes de que se llevaran a cabo. 

-Las demás fuerzas políticas, o eran colaboracionistas del régimen o tenían poco impacto nacional entre la población, y fueron a esas elecciones para recibir sus asignaciones o cuotas por parte del régimen. 

-Las elecciones municipales y regionales de 2017 no variaron en nada el panorama político de Nicaragua, todo siguió igual esencialmente. 

-Luego llegó la insurrección cívica de abril de 2018, que encabezada por jóvenes y estudiantes impactó al país entero, pero que fue respondida por una represión dictatorial brutal nunca antes vista en el país, que hizo que el pueblo, toda la sociedad, se fueran masivamente a las calles exigiendo la renuncia de Ortega, y el establecimiento de una democracia. 

-Este hecho marcó un cambio radical al mapa político del país, Nicaragua entera despertó, y nació una nueva configuración política encabezada por las fuerzas de abril, sobre todo estudiantes y campesinos que ya venían en su lucha anti canal, la sociedad civil, fuerzas que desplazaron del escenario a los partidos políticos y fuerzas políticas tradicionales que venían siendo parte del sistema político establecido, o se encontraban pasivas. 

-En el fragor de esta crisis de Abril, aparece la primera instancia de oposición formal post Abril, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, ACJD, democrática pluralista, con reconocimiento internacional, que se convierte en contraparte de diálogo con la dictadura en mayo de 2018, que toma el diálogo como instrumento para salir de la grave crisis, pero que fue útil para Nicaragua, al conocerse las demandas del pueblo por medio de la Alianza Cívica, y hacer llegar al país a organismos internacionales de derechos humanos que documentaron las masacres de 2018. Un tema claro de exigencia de la oposición era desde ese entonces, las elecciones adelantadas a la fecha que señala la Constitución, noviembre de 2021. 

-Fracasa el diálogo por cerrazón de la dictadura, y la Alianza Cívica se amplía con otros sectores opositores representativos también de la lucha de abril y críticos de las fuerzas políticas tradicionales, y conforma la Unidad Nacional Azul y Blanco, la UNAB, en octubre de 2018. 

-Hay un segundo diálogo en marzo de 2019, y fracasa ante el incumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos logrados con la Alianza Cívica; la resistencia del pueblo nicaragüense sigue. 

-Al romperse el segundo diálogo, el de 2019, la Alianza se convierte en agosto de ese año en instancia permanente de lucha, con sus estructuras, sus visiones y estrategias de lucha. 

-Se dan desavenencias dentro de la UNAB, sobre todo por aspectos ideológicos, y la Alianza Cívica decide a finales de 2019 seguir sola en su camino, en su espacio, y luchando con el objetivo común con la UNAB de salir de la dictadura. 

-En 2020, y con simpatía externa, y previendo las elecciones de 2021 que señalan la Constitución de Nicaragua, la AC y la UNAB convocan en febrero de 2020, en forma general, incluyendo a partidos colaboracionistas, a una amplia coalición que comienza a estructurarse, y se suscribe en junio de 2020, no sin reservas de la Alianza Cívica. 

-Se trata con este esfuerzo de construir una alternativa frente a la dictadura, que al ser de carácter electoral por la proximidad de las elecciones, facilita a los partidos políticos tradicionales, incluyendo al principal partido colaboracionista del régimen, la llamada “segunda fuerza”, a convertirse en los protagonistas de la coalición, dejando en segundo plano a la sociedad civil representativa de la fuerzas de abril, la AC y la UNAB. 

-Comienzan las divergencias y contradicciones entre los partidos políticos tradicionales y colaboracionistas por un lado, y la sociedad civil por el otro, resaltando el hegemonismo de los partidos, y la relegación de la sociedad civil, y del pensamiento de abril encarnado sobre todo en los jóvenes, principales protagonistas de las luchas del 2018. 

-De nuevo como el caso de la UNAB, la AC nota en la CN un hegemonismo que no ayuda al equilibrio, y en julio pasado decide hacer un pausa de su participación plena en la CN, para presionar por el enderezamiento y solución de los problemas, como el hegemonismo de los partidos, la negativa a un espacio amplio para los jóvenes de abril como el que se dieron a los partidos, el problema y crisis del PLC, y otros señalamientos. 

-La UNAB asume una actitud parecida a la de la AC, y se aprestan ambas instancias a unir esfuerzos con la AC para hacer una propuesta que solucionara los problemas de la coalición. 

-Sin embargo la UNAB, por razones de pragmatismo y habilidad política se reintegra plenamente a la coalición, y la Alianza se queda en su reflexión de si seguir dentro de la Coalición, en la que ya entretanto no era bienvenida, o desarrollar por aparte su potencial unitario, tratando de aglutinar a fuerzas sociales y políticas que no están en la Coalición. 

-A finales de septiembre la Alianza se decide a tomar la decisión, para aprovechar mejor el tiempo y superar una situación de impasse; se da una votación el 28 de septiembre, y aunque la mayoría absoluta vota porque la AC siga su trabajo en forma independiente de la Coalición, no se alcanza la votación calificada que señalan sus estatutos para una decisión de esa naturaleza. 

-La situación es difícil tanto para la Coalición como para la Alianza Cívica, pues la Coalición no se perfila como la alternativa que necesita de Nicaragua, tienen problemas de funcionamiento por sus estatutos complejos tipo partido político, la falta de liderazgo a nivel nacional que atraiga a la población, falta de credibilidad y legitimidad en su discurso político. 

-Pero a su vez la AC, a pesar de continuar activa en sus labores ordinarias de lucha y oposición a la dictadura, y su trabajo internacional, está con un pie dentro de la coalición y el otro tratando, sin poder, de fortalecer la unidad con nuevas alianzas que permitan llegar a una fortaleza y unidad total, para el caso de que haya reformas electorales y elecciones libres en noviembre del 2021. 

-Problema es que ni uno ni otro parecen querer juntarse al otro, y más allá de las palabras, parecen existir dudas en ambas instancias para superar la situación. 

-Esto ha dado lugar que ante la opinión pública parezca un pleito entre la Coalición y la Alianza, en que el que no está en la Coalición es divisionista y hasta orteguista aunque los colaboracionistas de Ortega estén en la Coalición, eso ha hecho que la gente se frustre, porque no ha habido la entereza ni de la Alianza menos de la Coalición, de generar un debate serio y profundo sobre lo que más conviene a Nicaragua, qué tipo de unidad conviene, y cómo hacer para que se perfile una alternativa frente a la dictadura, con un liderazgo que motive a la población a una movilización masiva a la hora de un eventual proceso electoral. 

-Urge la lucha por las reformas electorales suficientes para evitar otro fraude, urge que la comunidad internacional presione por esas reformas. 

-Urge que se vea con claridad que va a haber elecciones libres y transparentes, con nuevos magistrados, padrón depurado, nueva forma de conteo de votos y amplia observación internacional. 

-Ya dadas estas condiciones se debería llegar en los próximos meses a una alianza electoral unificada de todas las fuerzas, bajo la casilla del partido que más convenga y menos anticuerpos tenga, y buscar ir juntos bajo un solo candidato o candidata, un solo programa de gobierno, y realizar una campaña electoral exitosa para tratar de hacer mella en el poder de Ortega, y seguir después en la lucha política por el establecimiento de una verdadera democracia, pues lo de estas elecciones del 2021, si las hay, hay que verlas sólo como una batalla, pues el triunfo de verdad será al instalar una democracia en Nicaragua en el mediano plazo, que traiga, la libertad, la justicia y el desarrollo para todos los nicaragüenses.