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PANAMA | LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DEL GOBIERNO DE RICARDO MARTINELLI: CARLOS EDUARDO RUBIO

Editor Noticiero DC |

La verdad es que a todos los panameños, seamos oposición o gobierno, nos conviene que cuando acabe la gestión del Presidente Martinelli, Panamá se haya acercado lo más posible al primer mundo, y que a partir de 2014 podamos tener un gobierno verdaderamente honesto, liderado por políticos serios y preparados, con buenos principios que les permitan alcanzar los fines de la Nación. Como miembro del Partido Popular creo que el rol de la oposición es, principalmente, el de fiscalización y contrapeso democrático; es legítimo que se aplauda lo bueno, se critique lo malo y se repugne lo feo.
Es bueno el programa 100 a los 70, así como la Beca Universal. Igual es buena la construcción del Metro, la implementación del Metro Bus y ser el país con mejor crecimiento económico en la región en el año 2011, así como, en el mismo año, tener dos millones de turistas. Es buenísimo que The New York Times Magazine nos recomiende como el sitio turístico número uno para el año 2012, así como es bueno el proyecto de viviendas populares de Curundú. Igual de buenas serían las demás obras públicas, si no fuera por sus sobreprecios, pero hay que resaltar que tenemos y estamos en etapa de tener una mejor vialidad. Quisiera poner más cosas buenas, pero quizás la realidad no me lo permite.

Es malo que nos hayan subido los impuestos y que se haya aumentado el endeudamiento de manera exorbitante y, peor, que los dineros no se sientan en obras, pero sí en el aumento de las partidas discrecionales del Presidente. Es malo que no se haya cumplido la promesa de cambio como eliminar el FIS (hoy PAN), rechazar la Sala Quinta y usar el avión presidencial en cada vez más viajes al extranjero. Es muy malo hacer lo mismo o peor de lo que se criticó en el pasado. También es malo haber dicho que iba a gobernar con los mejores, y lo que hizo fue comprar a los peores. Es malísimo que el crecimiento económico no permee a los más pobres y hayamos tenido un alza en el costo de la canasta básica –cuando se eligió como Presidente a un experto en comprar alimentos baratos– y que hayamos tenido problemas con el agua, de manera crónica. Es muy malo que, a pesar de los enormes presupuestos para radares, armas, autos y cárceles, la seguridad se sienta peor, aunque nos muestren índices supuestamente mejorados.
 Es feo que hayamos tenido un retroceso democrático y que se señale a nuestro Presidente como la amenaza más grande al estado de derecho, después de Daniel Ortega. Igual de feo es el clientelismo político, su populismo y el apoyo oficial –con recursos del Estado– en elecciones como la de El Bebedero. Es feísimo el transfuguismo político de alcaldes, representantes y diputados, y horrible la concentración de poder por parte del presidente Martinelli. Es feo que, por falta de diálogo, se hayan dado los sucesos –con muertos, heridos y ciegos– en Bocas del Toro, San Félix, Viguí y Horconcitos, por caprichos de leyes chorizos, o por la codicia del vil metal. Lo más feo es que se haya prometido un cambio –porque, supuestamente, los políticos tradicionales no servían– y lo que ha hecho ha sido meter la reversa y llevarnos a los años de la patria boba.
 Siendo así, podemos apreciar que hay más cosas negativas que positivas. Sin embargo, dentro de lo bueno, el Presidente tiene tiempo para rectificar, cambiando su estilo de gobernar, haciendo una renovación de su gabinete y devolviendo el poder a donde debe estar, para que el crecimiento económico se transforme en desarrollo. Yo creo que todo depende de la voluntad política y de dejar un nombre en la historia, no como el Presidente más rico, si no como el Presidente que más enriqueció a su país. ¿Y usted qué piensa?