Con fecha de 24 de mayo pasado, Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación, firmó una llamada internacional de ayuda en favor de Josvany Melchor. Este joven cubano de 28 años, con retrasos mentales médicamente acreditados, fue detenido, torturado y encarcelado sin ninguna garantía penal, el pasado 19 de marzo. La sentencia ha sido inapelable: doce años de cárcel acusado de ayudar a escapar de Cuba a un famoso atleta y a su familia.
La verdad es otra muy distinta. La cárcel de Josvany Melchor es el precio que su madre, una destacada activista del Movimiento Cristiano de Liberación, debe pagar por su oposición al castrismo. Así es cómo se las gasta el régimen cubano sin que ningún dirigente político del mundo libre haga nada por evitarlo. ¿Qué sucede con Cuba? ¿Por qué mientras el mundo libre hace causa común con los rebeldes árabes o magrebíes los opositores cubanos carecen del más mínimo respaldo internacional?
La crueldad con la que el castrismo opera es, a estas alturas, difícil de disimular. Pero en el caso que nos ocupa, la perversión adquiere límites insospechados. De ahí que el llamamiento de urgencia lanzado por Oswaldo Payá exige una respuesta justa y pronta de las instituciones políticas, sociales y religiosas con capacidad real de exigir a Castro la liberación del joven Josvany Melchor.
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